Santa María Madre de Dios
01 de enero de 2024
MONICIÓN DE ENTRADA
!Feliz Año Nuevo! Hermanos en Cristo y María.
Hoy la Iglesia nos presenta a la Madre de Dios en esta fiesta que desde el siglo quinto, fue la primera fiesta mariana de la Iglesia. Por su SI a la voluntad de Dios, María dio a luz a la fuente de la gracia, a la salvación del mundo. Por eso ella es Madre de Dios y Madre de la Iglesia. Ella es símbolo de la comunidad cristiana, en donde los creyentes, encontramos a Cristo.
Nos ponemos de pie y a una voz, decimos la antífona y el canto de entrada
RITOS INICIALES
ANTÍFONA DE ENTRADA
Te aclamamos, santa Madre de Dios, porque has dado a luz al Rey que gobierna cielo y tierra por los siglos de los siglos.
Canto de entrada
En el nombre del Padre,
y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
SALUDO
La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre y de Jesucristo, el Señor,
nacido para nuestra salvación estén con todos ustedes.
Y con tu espíritu.
ACTO PENITENCIAL
El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora a la conversión. Reconozcamos, pues, que somos pecadores e invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
(Silencio)
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho de pensamiento,
palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí
ante Dios, nuestro Señor.
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
Amén
GLORIA
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que por la fecunda virginidad de María diste al género humano el don de la salvación eterna, concédenos sentir la intercesión de aquella por quien recibimos al autor de la vida, Por Jesucristo, tu hijo, Señor nuestro. Él que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén
Tomen asiento daremos inicio a la:
LITURGIA DE LA PALABRA
MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA
La presencia de Dios en el Antiguo Testamento, fue asociada a su Nombre invocada en bendición. Estamos bendecidos con la presencia de este Dios en nosotros.
Escuchemos:
PRIMERA LECTURA
Del libro de los Números 6, 22-27
En aquel tiempo, el Señor habló a Moisés y le dijo: "Di a Aarón y a sus hijos: 'De esta manera bendecirán a los israelitas: El Señor te bendiga y te proteja, haga resplandecer su rostro sobre ti y te conceda su favor. Que el Señor te mire con benevolencia y te conceda la paz'. Así invocarán mi nombre sobre los israelitas y yo los bendeciré".
Palabra de Dios
Te alabamos, Señor.
MONICIÓN AL SALMO
Con esperanza pidamos la bendición del Señor con el Salmo 66 dirigidos por el coro:
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 66
Ten piedad de nosotros, Señor, y bendícenos.
Ten piedad de nosotros, Señor, y bendícenos.
Ten piedad de nosotros y bendícenos;
vuelve, Señor, tus ojos a nosotros.
Que conozca la tierra tu bondad
y los pueblos tu obra salvadora.
Ten piedad de nosotros, Señor, y bendícenos.
Las naciones con júbilo te canten,
porque juzgas al mundo con justicia;
con equidad tú juzgas a los pueblos
y riges en la tierra a las naciones.
Ten piedad de nosotros, Señor, y bendícenos.
Que te alaben, Señor, todos los pueblos,
que los pueblos te aclamen todos juntos.
Que nos bendiga Dios
y que le rinda honor el mundo entero.
Ten piedad de nosotros, Señor, y bendícenos.
MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA
Dios Padre envió a su Hijo para que podamos ser sus hijos. Cristo nació de María para liberarnos y salvarnos. En esta corta lectura Pablo nos habla sobre María.
Escuchemos atentamente.
SEGUNDA LECTURA
De la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 4, 4-7
Hermanos: Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, Nacido bajo la ley, para rescatar a los que estábamos bajo la ley; a fin de hacernos hijos suyos. Puesto que ya son ustedes hijos, Dios envió a sus corazones el Espíritu de su Hijo, que clama "¡Abba!", es decir, ¡Padre! Así que ya no eres siervo, sino hijo; y siendo hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.
Palabra de Dios
Te alabamos, Señor.
MONICIÓN AL EVANGELIO
María guardaba en su corazón todas las cosas del nacimiento de su Hijo. Ella le puso por nombre Jesús, nombre en el que somos todos salvados.
Nos ponemos de pie para la proclamación del Evangelio.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Hb 1, 1-2
Aleluya, Aleluya
En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres, por boca de los profetas. Ahora, en estos tiempos, nos ha hablado por medio de su Hijo.
Aleluya, Aleluya
EVANGELIO
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Del santo Evangelio según san Lucas 2, 16-21
Del santo Evangelio según san Lucas 24, 13-35
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los pastores fueron a toda prisa hacia Belén y encontraron a María, a José y al niño, recostado en el pesebre. Después de verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño, y cuantos los oían quedaban maravillados. María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón.
Los pastores se volvieron a sus campos, alabando y glorificando a Dios por todo cuanto habían visto y oído, según lo que se les había anunciado.
Cumplidos los ocho días, circuncidaron al niño y le pusieron el nombre de Jesús, aquel mismo que había dicho el ángel, antes de que el niño fuera concebido.
El mismo día de la resurrección, iban dos de los discípulos hacia un pueblo llamado Emaús, situado a unos once kilómetros de Jerusalén, y comentaban todo lo que había sucedido.
Mientras conversaban y discutían, Jesús se les acercó y comenzó a caminar con ellos; pero los ojos de los dos discípulos estaban velados y no lo reconocieron. Él les preguntó: "¿De qué cosas vienen hablando, tan llenos de tristeza?"
Uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: "¿Eres tú el único forastero que no sabe lo que ha sucedido estos días en Jerusalén?" Él les preguntó: "¿Qué cosa?" Ellos le respondieron: "Lo de Jesús el nazareno, que era un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo. Cómo los sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él sería el libertador de Israel, y sin embargo, han pasado ya tres días desde que estas cosas sucedieron. Es cierto que algunas mujeres de nuestro grupo nos han desconcertado, pues fueron de madrugada al sepulcro, no encontraron el cuerpo y llegaron contando que se les habían aparecido unos ángeles, que les dijeron que estaba vivo. Algunos de nuestros compañeros fueron al sepulcro y hallaron todo como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron".
Entonces Jesús les dijo: "¡Qué insensatos son ustedes y qué duros de corazón para creer todo lo anunciado por los profetas! ¿Acaso no era necesario que el Mesías padeciera todo estoy así entrara en su gloria?" Y comenzando por Moisés y siguiendo con todos los profetas, les explicó todos los pasajes de la Escritura que se referían a él.
Ya cerca del pueblo a donde se dirigían, él hizo como que iba más lejos; pero ellos le insistieron, diciendo: "Quédate con nosotros, porque ya es tarde y pronto va a oscurecer". Y entró para quedarse con ellos. Cuando estaban a la mesa, tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él se les desapareció. Y ellos se decían el uno al otro: "¡Con razón nuestro corazón ardía, mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras!"
Se levantaron inmediatamente y regresaron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, los cuales les dijeron: "De veras ha resucitado el Señor y se le ha aparecido a Simón". Entonces ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Tomen asiento
HOMILÍA
No te conformas con vegetar, vive la plenitud que te innvade
El texto de Lucas que acabamos de leer, aunque es solo un relato, está en línea con lo que venimos diciendo estos días: total inserción de Jesús en este mundo y en las tradiciones judías. Al decirnos que María rumiaba todo esto, está haciéndonos ver la importancia de lo que estaba pasando dentro de ella y de los demás protagonistas. Importante el nombre: Jesús=Dios salva, lo dice todo. Queda desvelado el misterio.
El tema de María Madre merecería más aclaración de la que permite este pequeño comentario. ¡Claro que la maternidad de María es un dogma! Pero no se discutió en el concilio como un tema mariológico, sino cristológico. Fue definido en Éfeso en el 431. Pronto fue mal entendido (hay que tener en cuenta que, en aquella ciudad, se veneraba a la "Magna Mater", diosa virgen Artemisa o Diana) y tuvo que ser aclarado veinte años después por el concilio de Calcedonia (451) matizando lo formulado en Éfeso, concretando que María era madre de Dios "en cuanto a su humanidad".
Debemos tener en cuenta el contexto en que fue formulado este dogma. Se definió como un intento de confirmar, contra la herejía nestoriana que afirmaba dos personas en Jesús, que el fruto del parto de María fue una única persona. No olvidemos que el concilio de Éfeso lo promovió Nestóreo para condenar a Cirilo, que proclamaba una sola persona en Cristo; y por lo tanto que María era con pleno sentido, madre de Dios. A Nestóreo le salió el tiro por la culata, pero faltó el canto de un duro para que se condenara como herejía lo que se definió como dogma.
En efecto, en una primera sesión, sin la asistencia de Nestóreo, que no quería que se celebrara antes de que llegara su amigo el patriarca de Antioquia, se definió el dogma condenando a Nestóreo. Cuando a los pocos días llegó su amigo Juan de Antioquia, se celebró una sesión paralela y definieron lo contrario, condenando a Cirilo. Visto lo cual, el Emperador Teodosio depone a los dos y los encarcela. Unos días más tarde, cuando llegan los delegados del Papa, convencen al emperador para que acepte lo definido en la primera sesión y libere a Cirilo. A Nestóreo le obligó a retirarse a un monasterio. Teodosio decidió qué era dogma y qué, herejía.
Este dogma es el mejor ejemplo de cómo conservando las palabras, tergiversamos el sentido. Cuando se definió el dogma, se tenía una idea completamente distinta de la maternidad. Se creía que la madre era el recipiente donde el varón depositaba la semilla del nuevo ser, en el que la madre no tenía mas misión que la de acogerle y alimentarle. De hecho, la traducción correcta del termino griego "theotokos", sería "la que pare a Dios". Solo desde esa concepción de la maternidad, se pudieron desarrollar las mitologías sobre seres humanos que se consideraron hijos de Dios.
Hoy celebramos que María hace presente a Dios alumbrando a Jesús. S. Agustín dice que María fue madre de Dios, no por su relación biológica, sino por haber aceptado el proyecto de Dios. El evangelio deja claro lo que es importante en María. Cuando le dicen a Jesús, que su Madre y sus hermanos están fuera, contesta: ¿Quién es mi madre y quienes son mis hermanos? El que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre. Seguimos tergiversando el evangelio.
Año Nuevo. Estoy en el tiempo para darme cuenta de lo que soy y descubrir que estoy ya en la eternidad. Mi ser no está en el chronos sino en el kairos. Mi ser lo constituye lo que de divino hay en mí. Soy plenitud y eterno. Mi individualidad es apariencia. No debo empeñarme en meter a Dios en el tiempo, sino en salir yo de él. Soy la ola que aún no ha descubierto que es océano. El océano aun no se ha reflejado en mí. Si descubro que soy océano, el océano me dirá que es ola. Cuando Jesús dice: “Yo y el padre somos uno", no lo dice desde el falso yo, sino desde su verdadero ser. Es lo que hay en mí de Dios quien dice: Yo y Dios somos uno.
El tiempo en el que se desarrolla nuestra existencia tiene mucha importancia, pero solo como medio para conseguir esa toma de conciencia que me hará trascender. Nuestra reflexión tiene que estar encaminada a descubrir qué estoy haciendo yo con mi tiempo. Puedo estar malgastando lo que se me ha dado para que lo aproveche. Van pasando mis años y con ellos las oportunidades de dar verdadero sentido a mi vida. Esta tiene que ser mi preocupación cuando estamos pasando de un año a otro.
Día de la paz. Creo que merece la pena hacer una denuncia de las circunstancias en las que nos encontramos y poner un poco de luz en la maraña de informaciones e intereses que nos envuelven. En nombre de la libertad, no se puede defender todo. En nombre de la libertad religiosa no se puede propugnar ideas que vayan contra los más elementales derechos de las personas ni siquiera de una sola persona. En nombre de la libertad política no se pueden defender ideas que no respeten los derechos fundamentales de los demás. Tengo obligación de defender mis derechos; pero mis derechos terminan donde empiezan los derechos del otro.
Debemos desenmascarar el fariseísmo de nuestro mundo que se atreve a celebrar un día de la paz, mientras está sosteniendo, por acción o por omisión, situaciones de injusticia sangrantes. Nos hemos arrogado el derecho de decidir quién es el bueno y quién es el malo. Nos hemos colocado en estadios éticos anteriores a la ley del talión. En ella se decía que, si te rompen un diente, tienes derecho a romperle un diente al agresor, no toda la dentadura. Hoy estamos oyendo todos los días, que hay que romperle todos los dientes al otro, porque si no, el día de mañana me puede morder.
No es deseable la paz a cualquier precio. A nadie le interesa la paz de los cementerios. Tampoco debía interesarnos la paz sobre la que se fundaron todos los imperios, desde el egipcio hasta el que padecemos hoy. La paz que se basa en la fuerza no es verdadera paz. No se trata solo de la fuerza física; también la fuerza de una legalidad que hemos construido los poderosos basados en la ley del embudo. La norma debe ser la verdadera justicia. Hemos pasado milenios predicando la guerra justa. No he encontrado esa idea en ninguna parte del evangelio. Toda violencia es inhumana.
La paz no se puede conseguir directamente. Es un fruto y, como tal, si quiero recogerlo, tengo que plantar primero el árbol y cuidarlo. El mínimo indispensable para que surja la paz es la justicia. La paz, para el que tiene el poder, es que nadie se mueva. Para el que está sometido a la injusticia será algo muy distinto. Si nos interesa la paz, debemos luchar cada día por abandonar toda opresión (el pecado del mundo) y entrar en la dinámica del amor. Si de verdad queremos la paz, tendríamos que dar voz a los que sufren la violencia y nos indicarían como alcanzar la verdadera justicia.
Nos ponemos de pie
Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo
su único Hijo Nuestro Señor,
que fue concebido por obra
y gracia del Espíritu Santo.
Nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos y está sentado
a la derecha de Dios Padre, todopoderoso.
Desde allí va a venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la Santa Iglesia católica
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén
¿Creen ustedes en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra?
Sí, creo
¿Creen en Jesucristo, su Hijo único y Señor nuestro, que nació de la Virgen María, padeció y murió por nosotros, resucitó y está sentado a la derecha del Padre?
Sí, creo
¿Creen en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna?
Sí, creo
Esta es nuestra fe, esta es la fe de la Iglesia que nos gloriamos de profesar en Cristo nuestro Señor.
Amén
PLEGARIA UNIVERSAL
Queridos hermanos: Habiendo iniciado este año
con la bendición y la paz de Dios, llenos de alegría por la maternidad divina de la Virgen María, dirijamos al Padre, nuestra oración filial y confiada, diciendo:
Escúchanos, Padre, por intercesión de la Virgen María.
Escúchanos, Padre, por intercesión de la Virgen María.
• Por la Iglesia: para que, imitando el ejemplo de la Virgen María, imagen y modelo de la Iglesia, sea dócil en la escucha de la palabra de vida y lleve a todos los hombres el don del Salvador.
Roguemos al Señor:
Escúchanos, Padre, por intercesión de la Virgen María.
• Por todos los pueblos de la tierra: para que sepan vencer las sugerencias de la violencia y de la guerra, y consagren todas sus energías y riquezas a la edificación de una paz estable.
Roguemos al Señor:
Escúchanos, Padre, por intercesión de la Virgen María.
• Por las víctimas de la violencia, por los perseguidos, los migrantes, los marginados, los oprimidos: para que se les reconozcan sus derechos de hombres libres y se respete en ellos la imagen del Hijo de Dios, hecho hombre por nosotros. Roguemos al Señor
Escúchanos, Padre, por intercesión de la Virgen María.
• Por los que estamos aquí reunidos: para que el nuevo año, que nos regala la bondad del Padre, sea vivido por nosotros como tiempo de gracia, en una adhesión activa y serena a su voluntad.
Roguemos al Señor:
Escúchanos, Padre, por intercesión de la Virgen María.
ORACION POR LAS VOCACIONES
Oh, Jesús,
Pastor eterno de las almas,
dígnate mirar
con ojos de misericordia
a esta porción de tu grey amada.
Señor, gemimos en la orfandad,
danos vocaciones,
danos sacerdotes y religiosos santos.
Te lo pedimos por la Inmaculada
Virgen María de Guadalupe,
tu dulce y Santa Madre.
Oh Jesús, danos sacerdotes y religiosos
según tu corazón. Amén.
Pueden sentarse, ahora iniciamos la:
LITURGIA EUCARÍSTICA
CANTO DE OFRENDAS
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida.
Por el misterio de esta agua y este vino, haz que compartamos la divinidad de quien se ha dignado participar de nuestra humanidad.
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; Él será para nosotros bebida de salvación.
Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro.
Lava del todo mi delito. Señor, y limpia mi pecado.
De pie
Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor Dios, que das origen y plenitud a todo bien, concédenos que, al celebrar, llenos de gozo, la solemnidad de la Santa Madre de Dios, así como nos gloriamos de las primicias de su gracia, podamos gozar también de su plenitud. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios
Es justo y necesario
PREFACIO
PREFACIO: María, Madre de Jesús
Te bendecimos, Dios y Señor nuestro, creador del espacio y del tiempo, y te agradecemos el nuevo año recién amanecido.
Gracias por el milagro de la vida, gracias por darnos energía y fuerza para encarar los retos de un nuevo año. Gracias por renovar nuestra esperanza y reavivar las utopías.
Te agradecemos en este día tan señalado el maravilloso testimonio de María, la Madre de Jesús, en quien, a través de toda su vida, plena de amor, hemos podido descubrirte como Dios Padre y Madre de todos nosotros.
Unidos ahora a todos nuestros hermanos, nos proclamamos orgullosos hijos de María y cantamos en tu honor este himno de agradecimiento y alabanza.
SANTO
Te damos gracias, Padre Dios, por regalarnos aquel niño, nacido de una gran mujer, que vino a rescatarnos de las injusticias y la opresión.
Jesús es para nosotros tu perfecta encarnación, por su medio te hemos reconocido como Emmanuel, un Dios inmerso en la humanidad, próximo y cercano, un Dios bondadoso y paternal.
De Jesús dirían luego que fue la luz y el camino. Y es que Jesús es nuestra fuerza, nos motiva, nos anima a seguirle y nos descubre la satisfacción de vivir para los demás.
Dijeron de él que fue agua, y también vida. No se acaban ahí los signos que representan a tu hijo Jesús.
Jesús simbolizó toda su vida y hasta su muerte, en unos sencillos gestos, pidiéndonos que le siguiéramos por ese mismo camino de salvación.
Jesús fue un hombre bueno, creyó en Ti y te imitó en todo.
Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques, por el poder de tu Santo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera que se conviertan en el Cuerpo y † la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que nos mandó celebrar estos misterios.
Porque Él mismo, la noche que iba a ser entregado tomó pan, y dándote gracias, te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
Tomen y coman todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes.
Del mismo modo, acabada la cena, tomó este cáliz glorioso en sus santas y venerables manos, dando gracias te bendijo, y lo dio a sus discípulos, diciendo:
Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados.
Hagan esto en conmemoración mía.
Éste es el Misterio de la fe. Cristo se entregó por nosotros.
Salvador del mundo, sálvanos, tú que nos has liberado por tu cruz y resurrección.
Movidos por el mismo Espíritu de Jesús, brindamos y compartimos esta copa de vino. Este vino nos recuerda la vida de Jesús, alegre, compasiva y fraterna.
Gracias, Padre,
por la vida que nos has dado. Como Jesús queremos ponerla al servicio de los demás.
Inspíranos tu Espíritu renovador, ese Espíritu que recrea todas las cosas e inaugura siempre un tiempo nuevo, el que vivió en plenitud Jesús, el mismo espíritu que guio los pasos de su madre María.
Ilumina nuestra toma de decisiones para que obremos siempre con rectitud. Comunícanos tu fuerza para denunciar las injusticias y danos un corazón bueno y generoso, maternal, para comprender y perdonar a todos.
Guiados por el Papa Francisco, por nuestro Obispo Carlos y todos los pastores que cuidan de tu pueblo, pondremos nuestro mayor empeño en hacer más habitable la Tierra. Bendice, Padre Dios, a quienes durante este año que termina
vinieron a este mundo.
También debemos darte gracias, aunque nos duela, por quienes nos dejaron para vivir plenamente contigo y así, con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo san José, los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad
a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna.
Te encomendamos a todos los que ya murieron, admítelos a contemplar la luz de tu rostro. A Ti, Señor de los trabajos y del día, por Jesús, el Salvador, nacido en medio de la noche, te sea dada toda alabanza en este nuevo año
y por los años futuros.
Amén
Plegaria Eucaristica I: El misterio Pascual
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque él es el verdadero Cordero que quitó el pecado del mundo; muriendo destruyó nuestra muerte, y resucitando restauró la vida.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
SANTO
Padre misericordioso, te pedimos humildemente por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que aceptes y bendigas estos † dones, este sacrificio santo y puro que te ofrecemos, ante todo, por tu Iglesia santa y católica, para que le concedas la paz, la protejas, la congregues en la unidad y la gobiernes en el mundo entero, con tu servidor el Papa Francisco, con nuestro Obispo Carlos, y todos los demás Obispos que, fieles a la verdad, promueven la fe católica y apostólica.
[C1] Acuérdate, Señor, de tus hijos y de todos los aquí reunidos, cuya fe y entrega bien conoces; por ellos y todos los suyos, por el perdón de sus pecados y la salvación que esperan, te ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen, este sacrificio de alabanza, a ti, eterno Dios, vivo y verdadero.
[C2] Reunidos en comunión con toda la Iglesia, veneramos la memoria, ante todo, de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor; la de su esposo, San José; la de los santos apóstoles y mártires Pedro y Pablo, Andrés, [Santiago y Juan, Tomás, Santiago y Felipe, Bartolomé, Mateo, Simón y Tadeo; Lino, Cleto, Clemente, Sixto, Cornelio, Cipriano, Lorenzo, Crisógono, Juan y Pablo, Cosme y Damián,] y la de todos los santos; por sus méritos y oraciones concédenos en todo tu protección.
Reunidos en comunión con toda la Iglesia para celebrar de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo según la carne, veneramos la memoria, ante todo, de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor.
[CP] Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de toda tu familia santa; ordena en tu paz nuestros días, líbranos de la condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos.
Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de toda tu familia santa, por aquellos que has hecho renacer del agua y del Espíritu Santo perdonándoles todos sus pecados ordena en tu paz nuestros días, líbranos de la condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos.
[CC] Bendice y santifica, oh Padre, esta ofrenda haciéndola perfecta, espiritual y digna de ti, de manera que sea para nosotros Cuerpo y Sangre de tu Hijo amado, Jesucristo, nuestro Señor.
El cual, la víspera de su Pasión, tomó pan en sus santas y venerables manos, y elevando los ojos al cielo, hacia ti, Dios Padre suyo todopoderoso, dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo:
Tomen y coman todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes.
Del mismo modo, acabada la cena, tomó este cáliz glorioso en sus santas y venerables manos; dando gracias te bendijo, y lo dio a sus discípulos diciendo:
Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados.
Hagan esto en conmemoración mía.
Éste es el Misterio de la fe.
Anunciamos tu muerte proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
Por eso, Padre, nosotros, tus siervos, y todo tu pueblo santo, al celebrar este memorial de la muerte gloriosa de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor; de su santa resurrección del lugar de los muertos y de su admirable ascensión a los cielos, te ofrecemos, Dios de gloria y majestad, de los mismos bienes que nos has dado, el sacrificio puro, inmaculado y santo; pan de vida eterna y cáliz de eterna salvación.
Mira con ojos de bondad esta ofrenda y acéptala, como aceptaste los dones del justo Abel, el sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe, y la oblación pura de tu sumo sacerdote Melquisedec.
Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso, que esta ofrenda sea llevada a tu presencia, hasta el altar del cielo, por manos tu ángel, para que cuantos recibimos el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, al participar aquí de este altar, seamos colmados de gracia y bendición.
Acuérdate también, Señor, de tus hijos que nos han precedido con el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz. A ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo, concédeles el lugar del consuelo, de la luz y de la paz.
Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos, que confiamos en tu infinita misericordia, admítenos en la asamblea de los santos apóstoles y mártires Juan el Bautista, Esteban, Matías y Bernabé, [Ignacio, Alejandro, Marcelino y Pedro, Felicidad y Perpetua, Águeda, Lucía, Inés, Cecilia y Anastasia] y de todos los santos; y acéptanos en su compañía, no por nuestros méritos, sino conforme a tu bondad. Por Cristo, Señor nuestro, por quien sigues creando todos los bienes, los santificas, los llenas de vida, los bendices y los repartes entre nosotros.
Plegaria Eucaristica II
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado.
Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María, la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor.
Él, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección, extendió sus brazos en la cruz, y así adquirió para ti un pueblo santo.
Por eso, con los ángeles y los santos, proclamamos tu gloria, cantando sin cesar:
SANTO
Santo eres en verdad, Padre, fuente de toda santidad; por eso te suplicamos, que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu, de manera que sean para nosotros Cuerpo y † Sangre de Jesucristo, Señor nuestro.
Porque Él mismo, la noche en que iba a ser entregado a su Pasión, voluntariamente aceptada, tomó pan, dándote gracias, lo partió y se lo dio, diciendo:
Tomen y coman todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes.
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, te dio gracias con la plegaria de bendición y lo pasó a sus discípulos, diciendo:
Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados.
Hagan esto en conmemoración mía.
Este es el Sacramento de nuestra fe.
Anunciamos tu muerte proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
[CC] Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el Pan de Vida y el Cáliz de Salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia.
Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo.
[C1] Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra; y reunida aquí en el domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal; y con el Papa Francisco, con nuestro Obispo Carlos y todos los pastores que cuidan de tu pueblo, llévala a su perfección por la caridad.
[C2] Acuérdate también, de nuestros hermanos que murieron en la paz de Cristo, y de todos los difuntos, cuya fe sólo tú conociste: que contemplando la luz de tu rostro, estén participando en la gloriosa comunión de los santos. Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la Virgen Madre de Dios, los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas.
Plegaria Eucaristica III
SANTO
[CP] Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso.
[CC] Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera que se conviertan en el Cuerpo y † la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que nos mandó celebrar estos misterios.
Porque él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan, y dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
Tomen y coman todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes.
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, te dio gracias con la plegaria de bendición y lo pasó a sus discípulos, diciendo:
Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados.
Hagan esto en conmemoración mía.
Este es el Sacramento de nuestra fe.
Anunciamos tu muerte proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
[CC] Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y reconoce en ella la Víctima por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.
[C1] Que él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios,
su esposo san José, los apóstoles y los mártires, san Vicente Ferrer, y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener siempre tu ayuda.
[C2] Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu servidor, el Papa Francisco, a nuestro Obispo Carlos, al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti. Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia.
Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el mundo. A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
Plegaria Eucaristica IV
[CC] En verdad es justo darte gracias, y deber nuestro glorificarte, Padre santo, porque tú eres el único Dios vivo y verdadero que existes desde siempre y vives para siempre; luz sobre toda luz. Porque tú solo eres bueno y la fuente de la vida, hiciste todas las cosas para colmarlas de tus bendiciones y alegrar su multitud con la claridad de tu gloria.
Por eso, innumerables ángeles en tu presencia, contemplando la gloria de tu rostro, te sirven siempre y te glorifican sin cesar.
Y con ellos también nosotros, llenos de alegría, y por nuestra voz las demás criaturas, aclamamos tu nombre cantando:
SANTO
[CP] Te alabamos, Padre santo, porque eres grande y porque hiciste todas las cosas con sabiduría y amor. A imagen tuya creaste al hombre y le encomendaste el universo entero, para que, sirviéndote sólo a ti, su Creador, dominara todo lo creado. Y cuando por desobediencia perdió tu amistad, no lo abandonaste al poder de la muerte, sino que, compadecido, tendiste la mano a todos, para que te encuentre el que te busca. Reiteraste, además, tu alianza a los hombres; por los profetas los fuiste llevando con la esperanza de salvación.
Y tanto amaste al mundo, Padre santo, que, al cumplirse la plenitud de los tiempos, nos enviaste como salvador a tu único Hijo. Él se encarnó por obra del Espíritu Santo, nació de María, la Virgen, y así compartió en todo nuestra condición humana menos en el pecado; anunció la salvación a los pobres, la liberación a los oprimidos y a los afligidos el consuelo. Para cumplir tus designios, él mismo se entregó a la muerte, y, resucitando, destruyó la muerte y nos dio nueva vida.
Y a fin de que no vivamos ya para nosotros mismos, sino para él, que por nosotros murió y resucitó, envió, Padre, al Espíritu Santo como primicia para los creyentes, a fin de santificar todas las cosas, llevando a plenitud su obra en el mundo.
[CC] Por eso, Padre, te rogamos que este mismo Espíritu santifique estas ofrendas, para que se conviertan en el Cuerpo y † la Sangre de Jesucristo, nuestro Señor, y así celebremos el gran misterio que nos dejó como alianza eterna.
Porque él mismo, llegada la hora en que había de ser glorificado por ti, Padre santo, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Y, mientras cenaba con sus discípulos, tomó pan, te bendijo, lo partió y se lo dio, diciendo:
Tomen y coman todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes.
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, te dio gracias con la plegaria de bendición y lo pasó a sus discípulos, diciendo:
Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados.
Hagan esto en conmemoración mía.
Este es el Sacramento de nuestra fe.
Anunciamos tu muerte proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
[CC] Por eso, Padre, al celebrar ahora el memorial de nuestra redención, recordamos la muerte de Cristo y su descenso al lugar de los muertos, proclamamos su resurrección y ascensión a tu derecha; y, mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos su Cuerpo y su Sangre, sacrificio agradable a ti y salvación para todo el mundo.
Dirige tu mirada sobre esta Víctima que tú mismo has preparado a tu Iglesia, y concede a cuantos compartimos este pan y este cáliz, que, congregados en un solo cuerpo por el Espíritu Santo, seamos en Cristo víctima viva para alabanza de tu gloria.
[C1] Y ahora, Señor, acuérdate de todos aquellos por quienes te ofrecemos este sacrificio: de tu servidor el Papa Francisco, de nuestro Obispo Carlos, del orden episcopal y de los presbíteros y diáconos, de los oferentes y de los aquí reunidos.
[C2] Acuérdate también de los que murieron en la paz de Cristo y de todos los difuntos, cuya fe sólo tú conociste.
Padre de bondad, que todos tus hijos nos reunamos en tu reino, con María, la Virgen Madre de Dios, con su esposo san José, con los apóstoles y los santos; y allí, junto con toda la creación libre ya del pecado y de la muerte, te glorifiquemos por Cristo, Señor nuestro. por quien concedes al mundo todos los bienes.
Plegaria Eucaristica V/a: Dios guía a su Iglesia
[CC] Te damos gracias, Señor y Padre nuestro, te bendecimos y te glorificamos, porque has creado todas las cosas y nos has llamado a la vida.
Tú nunca nos dejas solos, te manifiestas vivo y presente en medio de nosotros.
Ya en tiempos antiguos guiaste a Israel, tu pueblo, con mano poderosa y brazo extendido, a través de un inmenso desierto.
Hoy acompañas a tu Iglesia peregrina, dándole la fuerza de tu Espíritu.
Por medio de tu Hijo nos abres el camino de la vida, para que, a través de este mundo, lleguemos al gozo perfecto de tu reino.
Por eso, con los ángeles y los santos, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
SANTO
[CP] Te glorificamos, Padre Santo, porque estás siempre con nosotros en el camino de la vida, sobre todo cuando Cristo, tu Hijo, nos congrega para el banquete pascual de su amor.
Como hizo en otro tiempo con los discípulos de Emaús, él nos explica las Escrituras y parte para nosotros el pan.
[CC] Te rogamos, pues, Padre todopoderoso, que envíes tu Espíritu sobre este pan y este vino, de manera que sean para nosotros Cuerpo y † Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro.
Él mismo, la víspera de su Pasión, mientras estaba a la mesa con sus discípulos, tomó pan, te dio gracias, lo partió y se lo dio, diciendo:
Tomen y coman todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes.
Del mismo modo, tomó el cáliz lleno de vino, te dio gracias con la plegaria de bendición y lo pasó a sus discípulos, diciendo:
Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados.
Hagan esto en conmemoración mía.
Este es el Sacramento de nuestra fe.
Anunciamos tu muerte proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
[CC] Por eso, Padre de bondad, celebramos ahora el memorial de nuestra reconciliación, y proclamamos la obra de tu amor: Cristo, tu Hijo, a través del sufrimiento y de la muerte en Cruz, ha resucitado a la vida nueva y ha sido glorificado a tu derecha.
Dirige tu mirada, Padre santo, sobre esta ofrenda; es Jesucristo que se ofrece con su Cuerpo y con su Sangre y, por este sacrificio, nos abre el camino hacia ti. Señor, Padre de misericordia, derrama sobre nosotros el Espíritu del Amor, el Espíritu de tu Hijo.
Fortalécenos con este mismo Espíritu a todos los que hemos sido invitados a tu mesa, para que todos nosotros, pueblo de Dios, con nuestros pastores, el Papa Francisco, nuestro Obispo Carlos, con los presbíteros y los diáconos, caminemos alegres en la esperanza y firmes en la fe, y comuniquemos al mundo el gozo del Evangelio.
Acuérdate también, Padre, de nuestros hermanos que murieron en la paz de Cristo, y de todos los demás difuntos, cuya fe sólo tú conociste; admítelos a contemplar la luz de tu rostro y llévalos a la plenitud de la vida en la resurrección.
Y, cuando termine nuestra peregrinación por este mundo, recíbenos también a nosotros en tu reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria. En comunión con la Virgen María, Madre de Dios, los apóstoles y los mártires, San Vicente Ferrer y todos los santos, te invocamos, Padre, y te glorificamos, Por Cristo, Señor nuestro.
Plegaria Eucaristica V/b:
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
Amén.
RITO DE COMUNIÓN
Creemos que Jesús está con nosotros, que lo hacemos presente reuniéndonos en su nombre y siguiendo su ejemplo nos atrevemos a decir:
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros
perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Padre, líbranos de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de todo conflicto, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
Y con tu espíritu.
Dense fraternalmente la paz.
CORDERO
El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna.
Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo,diste con tu muerte la vida al mundo, líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas y de todo mal.
Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y jamás permitas que me separe de ti.
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya bastará para sanarme.
MOTIVACIÓN A LA ANTÍFONA DE COMUNIÓN
Antes de recibir a Jesús Eucaristía, digamos juntos la Antífona de la Comunión.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN
Jesucristo es el mismo ayer y hoy por todos los siglos
Pueden sentarse
CANTO DE COMUNIÓN
REFLEXIÓN
Pongamos nuestro año 2024 en las manos de nuestra madre la virgen María y que la divina providencia nos asista a lo largo de este esperado año nuevo. Digamos a una voz…
ORACIÓN ANTE UN NUEVO AÑO
† Que la divina providencia se extienda en cada momento…
Para que nunca nos falte salud, casa, vestido y sustento.
† Oh María, Madre de Dios,
en este nuevo año elevamos nuestras plegarias ante tu imagen amorosa.
Te imploramos que, con tu intercesión,
la Divina Providencia nos acompañe
en cada paso de este viaje llamado vida.
Confiados en tu ternura y compasión,
te pedimos que guíes nuestros caminos
y derrames tus bendiciones sobre nosotros.
† Que la divina providencia se extienda en cada momento…
Para que nunca nos falte salud, casa, vestido y sustento.
† Divina Providencia…
Socórrenos.
† Que la Divina Providencia
nos conceda un hogar seguro,
donde reine la paz y el amor.
Que nos provea de vestiduras
que abriguen el cuerpo y el alma,
recordándonos siempre
la dignidad de ser hijos e hijas de Dios.
Te rogamos, María, que la Divina Providencia
nos conceda sustento abundante,
no solo en alimentos para nuestro cuerpo,
sino también en la gracia
que alimenta nuestro espíritu.
† Que la divina providencia se extienda en cada momento…
Para que nunca nos falte salud, casa, vestido y sustento.
† Divina Providencia…
Socórrenos.
† Con humildad, pedimos
que la Divina Providencia vele por nuestra salud,
física y espiritual,
para que podamos vivir plenamente
y servir a los demás con alegría.
María, Madre amorosa,
confiamos en tu intercesión
para que nunca nos falte lo necesario
para vivir con dignidad y generosidad.
† Que la divina providencia se extienda en cada momento…
Para que nunca nos falte salud, casa, vestido y sustento.
† Divina Providencia…
Socórrenos.
† Encomendamos este nuevo año
a tu maternal cuidado,
confiando en que, con la Divina Providencia
a nuestro lado,
superaremos desafíos
y celebraremos victorias
con gratitud y amor.
Amén.
AVISOS PARROQUIALES
Misa para mañana 1 de enero: 12:00, 13:00 y 19:00.
Misa de unción 5 de enero 12:00h
Reunión con religiosas, también el 5 de enero, en la Misa de las 19h. Y luego convivio en el salón parroquial.
De pie
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, que estos sacramentos celestiales que hemos recibido con alegría, sean fuente de vida eterna para nosotros, que nos gloriamos de proclamar a la siempre Virgen María Madre de tu Hijo y Madre de la Iglesia.
Amén.
EXHORTACIÓN FINAL
Desconocemos los acontecimientos que sucederán en el 2025. Lo que sí sabemos es con quién podemos caminar y contar: con Dios, con Jesús, con el Espíritu y…con María. Oremos para que María acompañe nuestro devenir y nos enseñe a sembrar alegría y bondad. Decimos a una voz:
¡QUIEN PUDIERA COMO TÚ, MARÍA!
Decir que, en la pequeñez,
esta la felicidad y el asombro.
¡QUIEN PUDIERA COMO TÚ, MARÍA!
Decir, que en la humildad, se funde la llave
Para conquistar a Dios.
¡QUIEN PUDIERA COMO TÚ, MARÍA!
Poseer la perfección que a dios enamora,
y con tus dones, conquistar su corazón.
¡QUIEN PUDIERA COMO TÚ, MARÍA!
Caminar, como tú lo haces,
Sin temblor ni temor.
Amén.
BENDICIÓN DE CIRIOS, VELAS O VELADORAS
Nuestro auxilio está en el nombre del Señor.
Que hizo el cielo y la tierra.
La luz brilla en las tinieblas.
Y las tinieblas no la vencieron.
Cristo es la luz verdadera.
Que ilumina a todo hombre.
Yo soy la luz del mundo.
El que me sigue no anda en tinieblas.
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
OREMOS
Señor nuestro Jesucristo, Hijo de Dios vivo, te pedimos por la virtud de la santa Cruz bendigas estos cirios, velas y veladoras que has dado al género humano para rechazar la oscuridad; concédenos que, por la fuerza de esta bendición, alejen ellos toda adversidad y malicia de cualquier lugar en que fueren encendidos o colocados, y traigan el bienestar y tranquilidad a tus fieles; que con la ayuda de tu gracia y el esfuerzo de su trabajo, los bendigas y asistas en sus necesidades para que testimonien con su vida la fe que profesan. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
Que la Divina Providencia se extienda en cada momento:
Para que nunca nos falte casa, vestido y sustento, ni los santos sacramentos en el último momento.
Divina providencia
Socórrenos.
RITO DE CONCLUSIÓN
El Señor esté con ustedes
Y con tu espíritu
La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
Amén
Pueden ir en paz.
Demos gracias a Dios.
CANTO DE SALIDA