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Domingo de Pentecostés

28 de mayo de 2023
Domingo de Pentecostés
MONICIÓN DE ENTRADA
Hoy celebramos la solemnidad de Pentecostés, el gran regalo que nuestro Señor Jesucristo hace a la humanidad, el don del Espíritu Santo. Como miembros de la Iglesia participemos dignamente de esta celebración Eucarística.
Digamos a una voz la antífona y el canto de entrada.
RITOS INICIALES
ANTÍFONA DE ENTRADA Sb 1, 7
El Espíritu del Señor llena toda la tierra; él da consistencia al universo y sabe todo lo que el hombre dice. Aleluya.
Canto de entrada

En el nombre del Padre,
y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
SALUDO
Que el Espíritu de Jesús resucitado, que hoy desciende abundantemente sobre la Iglesia, los renueve con sus dones y esté siempre con ustedes.
Y con tu espíritu.
ACTO PENITENCIAL
Jesucristo, el justo, intercede por nosotros y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro espíritu al arrepentimiento, para acercamos a la mesa del Señor…

Señor, envíanos tu Espíritu para que nos convierta.

Señor, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Cristo, envíanos tu Espíritu para que nos purifique.

Cristo, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, envíanos tu Espíritu para que nos renueve.

Señor, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
Amén

GLORIA

ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que por el misterio de la festividad que hoy celebramos santificas a tu Iglesia, extendida por todas las naciones, concede al mundo entero los dones del Espíritu Santo y continúa obrando en el corazón de tus fieles las maravillas que te dignaste realizar en los comienzos de la predicación evangélica.
Amén
Tomen asiento daremos inicio a la:
LITURGIA DE LA PALABRA
MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA
San Lucas nos relata la aparición del Espíritu Santo en el contexto de la fiesta judía de Pentecostés, este acontecimiento hace que se fortalezca a Iglesia fundada por Cristo. Escuchemos.
PRIMERA LECTURA
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 2,1-11

El día de Pentecostés, todos los discípulos estaban reunidos en un mismo lugar. De repente se oyó un gran ruido que venía del cielo, como cuando sopla un viento fuerte, que resonó por toda la casa donde se encontraban. Entonces aparecieron lenguas de fuego, que se distribuyeron y se posaron sobre ellos; se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en otros idiomas, según el Espíritu los inducía a expresarse.

En esos días había en Jerusalén judíos devotos, venidos de todas partes del mundo. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma.

Atónitos y llenos de admiración, preguntaban: "¿No son galileos todos estos que están hablando? ¿Cómo, pues, los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay medos, partos y elamitas; otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene. Algunos somos visitantes, venidos de Roma, judíos y prosélitos; también hay cretenses y árabes. Y sin embargo, cada quien los oye hablar de las maravillas de Dios en su propia lengua".

Palabra de Dios

Te alabamos, Señor.

MONICIÓN AL SALMO
Respondamos a la iniciativa del Señor con el salmo 103 guiados por el coro diciendo…
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 103
Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra. Aleluya.
Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra. Aleluya.

Bendice al Señor, alma mía;
Señor y Dios mío, inmensa es tu grandeza.
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto.

Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra. Aleluya.

¡Qué numerosas son tus obras, Señor,
y todas las hiciste con maestría!
La tierra está llena de tus creaturas.
Bendice al Señor, alma mía.

Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra. Aleluya.

Todos los vivientes aguardan
que les des de comer a su tiempo;
les das el alimento y lo recogen,
abres tu mano y se sacian de bienes.

Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra. Aleluya.

Si retiras tu aliento,
toda creatura muere y vuelve al polvo.
Pero envías tu espíritu, que da vida,
y renuevas el aspecto de la tierra.

Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra. Aleluya.

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA
Escucharemos el ideal de una comunidad, que ha de reflejar la unidad dentro de la diversidad de dones y carismas que el Espíritu Santo entrega a sus miembros. Escuchemos con atención.
SEGUNDA LECTURA
De la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 3-7.12-13

Hermanos: Nadie puede llamar a Jesús "Señor", si no es bajo la acción del Espíritu Santo.

Hay diferentes dones, pero el Espíritu es el mismo. Hay diferentes servicios, pero el Señor es el mismo. Hay diferentes actividades. pero Dios, que hace todo en todos, es el mismo. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común.

Porque, así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros y todos ellos, a pesar de ser muchos, forman un solo cuerpo, así también es Cristo. Porque todos nosotros, seamos judíos o no judíos, esclavos o libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo, ya todos se nos ha dado a beber del mismo Espíritu.

Palabra de Dios

Te alabamos, Señor.

SECUENCIA

Este es un himno singular y bellísimo, compuesto en los primeros años de la Iglesia. Es un texto muy hermoso, dirigido con alegría al Espíritu Santo.

Ven, Dios Espíritu Santo,
y envíanos desde el cielo tu luz,
para iluminarnos.

2 - Ven ya, padre de los pobres,
luz que penetra en las almas,
dador de todos los dones.

Fuente de todo consuelo,
amable huésped del alma,
paz en las horas de duelo.

4 - Eres pausa en el trabajo,
brisa, en un clima de fuego,
consuelo, en medio del llanto.

Ven, luz santificadora,
y entra hasta el fondo del alma
de todos los que te adoran.

6 - Sin tu inspiración divina
los hombres nada podemos
y el pecado nos domina.

Lava nuestras inmundicias,
fecunda nuestros desiertos
y cura nuestras heridas.

8 - Doblega nuestra soberbia,
calienta nuestra frialdad,
endereza nuestras sendas.

Concede a aquellos que ponen
en ti su fe y su confianza
tus siete sagrados dones.

Danos virtudes y méritos,
danos una buena muerte
y contigo el gozo eterno.

MONICIÓN AL EVANGELIO
Los discípulos reciben de Jesús el Espíritu Santo y con el la gran misión como Iglesia de predicar la buena nueva en todo tiempo y lugar. Prestemos toda nuestra devoción y gratitud al escucharlo.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Aleluya, Aleluya
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Aleluya, Aleluya
EVANGELIO
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.

Del santo Evangelio según san Juan 20, 19-23
Gloria a ti, Señor.

Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Dicho esto, les mostró las manos y el costado.

Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús: "La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo".

Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Tomen asiento
HOMILÍA
Pentecostés, fiesta de la comunión de todos los pueblos

Queridos hermanos: “El Espíritu del Señor ha llenado toda la tierra; Él da unidad a todas las cosas y se hace comprender en todas las lenguas”. Así lo afirma toda la Iglesia el día de hoy con las palabras que abren la celebración litúrgica y que son tomadas del libro de la Sabiduría.

Esta antífona de entrada resume perfectamente el sentido de esta gran celebración con la que culmina la Pascua. Es como su corona, puesto que nos lleva a contemplar la obra de Dios realizada por Jesucristo con la presencia permanente del Espíritu. En efecto, mis hermanos, todo comenzó con la acción fecunda del Espíritu en el vientre virginal de María, la madre de Jesús. No podría culminar de otra manera, ya que el Espíritu Santo, según nos lo hace entender san Lucas en su evangelio, acompañó toda la vida y la obra de Jesús.

La Iglesia, mis hermanos, es también obra del Espíritu. Igualmente, todo lo que hace es en bien de los hombres. En esta fiesta celebramos con gran gozo que, como Jesús, nació por obra del Espíritu Santo. Está misteriosamente presente en toda la obra de la salvación; en la vida de Israel, obviamente en la vida de Jesús y está también en el nacimiento de la Iglesia y la sigue sosteniendo. Estamos seguros de que permanece en su misión como su alma. En los comienzos de su existencia ella realizó, como Jesús, junto al anuncio de la Buena Nueva, obras maravillosas: curaciones, devolución de la vida etc., siendo respaldada por la acción poderosa de Dios como apoyo a su autoridad y su organización.

Hace ocho días, queridos hermanos, que celebrábamos la Ascensión del Señor, escuchábamos la promesa que Jesús hacía a sus discípulos acerca del del Don del Espíritu Santo que habría de llenarlos de fortaleza para ser testigos suyos por todo el mundo, comenzando por Jerusalén. Esta promesa la había hecho Jesús en su predicación; especialmente la hizo a sus discípulos, por tres veces, según san Juan, en la noche de su despedida, refiriéndose a Él como Consolador, aunque me parece que la traducción de Parakletós es más bien de Abogado defensor o, como se dice popularmente, Valedor. Él siempre está a nuestro favor, nos justifica, es decir, nos santifica.

En su despedida nos dejó como testamento que iba a estar siempre con nosotros gracias al Espíritu, que nos concede de su parte y de parte del Padre. Y así es, a Él debemos que seamos nuevas creaturas por el Bautismo y los demás sacramentos que nos dan la posibilidad de una vida nueva en Cristo, el primogénito de la creación. Y efectivamente podemos comprobar en nuestra práctica sacramental que esta relación íntima con Él nos hace capaces de escuchar, de entender y de vivir las enseñanzas de Jesús. Esto es muy importante y decisivo porque, en su discurso de despedida, nos dijo que quien lo conoce a Él conoce también al Padre y es esto en donde comienza la vida eterna que nos ganó Cristo y que esperamos alcanzar. Otro tema también que debemos considerar es el de la unidad entre nosotros y de nosotros con El. Lo pidió para nosotros a su Padre. Recordemos que Él es el único camino al Padre. Todo esto lo obtenemos individual, pero mayormente en la comunidad eclesial. Estamos viviendo una etapa que exige la unidad. Aprovechemos el momento como regalo de Dios.

La sagrada Eucaristía, queridos hermanos, es la ocasión, como ninguna otra, para vivir esta experiencia querida por el Señor, pues es ejercicio perfecto de su principal mandamiento que nos dejó: sobre el amor a Dios y a los hermanos. Tratemos de entender esto. Durante la celebración eucarística, especialmente la dominical, oramos unidos unos a otros, como hermanos en Cristo. Y no sólo por nosotros, los presentes, sino por todos los hombres y las mujeres del mundo, vivos y difuntos. Por su naturaleza la Iglesia existe para unir, para incluir, para sumar. No es excluyente. Ahí damos el mejor testimonio evangélico de servicio que es una expresión auténtica del amor fraternal. Y de aquí somos enviados a dar ese testimonio en la vida ordinaria. Ojalá, hermanos, que con la ayuda del Espíritu Santo lo vayamos entendiendo y viviendo cada vez con mayor profundidad. Que Él nos acompañe siempre para que tengamos la fuerza necesaria para vivir, en estos momentos de crisis múltiple, en medio de adversidades y tentaciones de todo tipo, la misión que nos permite ser instrumentos suyos en la salvación de la humanidad, pues de eso depende la nuestra. ¡No tengamos miedo! Trabajemos por salir juntos de esta crisis y salir con ganas de transformarnos en seres humanos renovados por el Espíritu. Que María, nuestra Señora y Maestra, que fue siempre dócil a las mociones del Espíritu, nos acompañe siempre. Amén.

Nos ponemos de pie
Credo de los Apostoles
CREDO DE LOS APOSTOLES

Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo
su único Hijo Nuestro Señor,
que fue concebido por obra
y gracia del Espíritu Santo.
Nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos y está sentado
a la derecha de Dios Padre, todopoderoso.
Desde allí va a venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la Santa Iglesia católica
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén

PLEGARIA UNIVERSAL

Hermanos y hermanas, la comunidad cristiana se constituye en torno a Jesús vivo y presente. El es el centro de todos los creyentes, optamos por el Reino con la fuerza del soplo del Espíritu. Oremos:

Que nos dejemos vivificar por el soplo del Espíritu.

Que nos dejemos vivificar por el soplo del Espíritu.

• Que el soplo del Espíritu sea quien aliente la vida y el gobierno de cada uno de los responsables de la comunidad eclesial; que la autoridad sea servicio gratuito y comprometido en favor de los más desfavorecidos.

Que nos dejemos vivificar por el soplo del Espíritu.

• Que el soplo del Espíritu nos haga conscientes de que la fe nos compromete con la comunidad y con el Reino puesto en marcha por Jesús de Nazaret, que seamos puentes de bien para toda la humanidad.

Que nos dejemos vivificar por el soplo del Espíritu.

• Que el soplo del Espíritu nos despierte por dentro, nos saque de nuestras zonas de confort y nos empuje a las periferias de nuestros pueblos y ciudades, sanando la vida herida y suscitando siempre vida más fraterna.

Que nos dejemos vivificar por el soplo del Espíritu.

Recibe Señor nuestras plegarias y concédenos vivir, guiados por tu Espíritu, conforme a tus mandatos. Por Jesucristo Nuestro Señor.

Amén.

ORACION POR LAS VOCACIONES

Oh, Jesús,
Pastor eterno de las almas,
dígnate mirar
con ojos de misericordia
a esta porción de tu grey amada.
Señor, gemimos en la orfandad,
danos vocaciones,
danos sacerdotes y religiosos santos.
Te lo pedimos por la Inmaculada
Virgen María de Guadalupe,
tu dulce y Santa Madre.
Oh Jesús, danos sacerdotes y religiosos
según tu corazón. Amén.

Pueden sentarse, ahora iniciamos la:
LITURGIA EUCARÍSTICA
MONICIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te ofrecemos Padre el vino y el pan, que por la presencia del Espíritu de Jesús entre nosotros, se convertirán en su cuerpo y sangre, y en el mejor alimento de nuestra esperanza, nuestra fe y nuestra constancia.
CANTO DE OFRENDAS

Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida.

Por el misterio de esta agua y este vino, haz que compartamos la divinidad de quien se ha dignado participar de nuestra humanidad.

Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; Él será para nosotros bebida de salvación.

Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro.

Lava del todo mi delito. Señor, y limpia mi pecado.

De pie

Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Concédenos, Señor, que, conforme a la promesa de tu Hijo, el Espíritu Santo nos haga comprender con más plenitud el misterio de este sacrificio y haz que nos descubra toda su verdad.

Amén

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios

Es justo y necesario

PREFACIO: El Espíritu de Dios (Pentecostés)

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.

Porque tú, para llevar a su plenitud el misterio pascual, has enviado hoy al Espíritu Santo sobre aquellos a quienes adoptaste como hijos al injertarlos en Cristo, tu Unigénito.

Este mismo Espíritu fue quien, al nacer la Iglesia, dio a conocer a todos los pueblos el misterio del Dios verdadero y unió la diversidad de las lenguas en la confesión de una misma fe.

Por eso, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:

SANTO

Te bendecimos y te agradecemos, Padre, que en la persona de tu hijo Jesús, lo mejor de nuestro mundo, hayamos podido contemplar con total claridad la acción de tu Espíritu.

Tu Espíritu le llevó al desierto, a orar y a prepararse para la misión, Tu Espíritu le condujo a evangelizar a los pobres, a predicar tu reino, a servir y ayudar a todos, hasta exhalar el espíritu en la cruz.

Él nos comunicó tu Espíritu, a todos sin excepción, nos hizo testigos tuyos, y nos pidió que lo recordáramos repitiendo estos sencillos gestos y palabras...

Consagración del Pan y el Vino

Te pedimos, Padre, que envíes tu Espíritu sobre estos dones para que los conviertas en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo nuestro Señor. Jesús nos ofreció esta Comunión cuando se reunió con sus amigos en la Ultima Cena.

Mientras cenaban, tomó un pan, pronunció una oración, y se lo repartió, diciendo...

Tomen y coman todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes.

Y lo mismo hizo con un cáliz con vino. Dio gracias a su Padre del Cielo, lo alzó en señal de triunfo, y se lo pasó de mano en mano, diciendo…

Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados.

Hagan esto en conmemoración mía.

Este es el sacramento de nuestra fe.

Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, Ven Señor Jesús.

Creemos, Padre, que estás volcando cada día sobre nosotros el mismo Espíritu que admiramos en tu hijo Jesús y lo has derramado en el Papa Francisco, en nuestro Obispo Carlos, en todos los Obispos, y presbíteros del mundo entero, en los diáconos, religiosas y religiosos de todas las comunidades y Diócesis, no permitas que sigamos desperdiciando todo ese tesoro.

Que tu santo Espíritu, Señor, nos dé luz, empatía, para comprender a los demás y un amor auténtico, generoso, sin altibajos, universal, como iluminó a María la Madre de Jesús, a San José su esposo, a todos los santos y mártires a lo largo de la historia, para que todos, creyentes y no creyentes, seamos realmente uno.

Queremos vivir en tu Espíritu, vivir en tu amor, para honra y gloria tuya, Padre Dios, y un día participar de la compañía de tus santos y elegidos, en comunión con todos nuestros hermanos difuntos, por quienes también ofrecemos esta oración, por Cristo Señor nuestro.

Amén

Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
Amén.
RITO DE COMUNIÓN

Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir:

Padre Nuestro
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros
perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

Padre, líbranos de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de todo conflicto, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
Y con tu espíritu.
Dense fraternalmente la paz.
CORDERO

El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna.

Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo,diste con tu muerte la vida al mundo, líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas y de todo mal.

Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y jamás permitas que me separe de ti.

Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya bastará para sanarme.
MOTIVACIÓN A LA ANTÍFONA DE COMUNIÓN

Para compartir el pan con nuestros hermanos acerquémonos a comulgar, pero antes a una voz digamos la Antífona de la Comunión.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Hch 2, 4. 11

Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y proclamaban las maravillas de Dios. Aleluya.

Pueden sentarse
CANTO DE COMUNIÓN


 


 


 


 


 

REFLEXIÓN

Con la siguiente oración, demos gracias al Señor por el Espíritu que nos ha dado y que continuamente nos ayuda en nuestra vida.

Hoy te bendecimos, Padre,
porque todos hemos sido bautizados
En Cristo y en un mismo Espíritu
para formar un solo cuerpo,
En el que la diversidad de sus miembros
no rompa la unidad.

Gracias, Señor, por la riqueza
de carisma en tu Iglesia
Mediante las diversas vocaciones
al seguimiento de Cristo:
En la vida apostólica, la teología,
la catequesis, la enseñanza,
La educación de niños y jóvenes,
la atención a los marginados,
La asistencia a los pobres,
enfermos y ancianos abandonados.
En todos ellos se manifiesta tu Espíritu
para el bien común.

¡Oh Espíritu divino, repuebla la faz de la tierra
y renueva entre nosotros los prodigios
de un nuevo Pentecostés!

Amén.

Avisos Parroquiales
AVISOS PARROQUIALES
  • El próximo viernes 02 de junio tendremos a las 12 del día la Misa de Unción de Enfermos.
  • Revista desde la fe.
  • 60 familias – 60 bancas – $1,500.00 por banca.
  • A partir del domingo de Pentecostés, la transmisión de Misas, Rosarios y todo evento, se transmitirá por el canal Parroquial de Youtube.

  • De pie
    ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

    Dios nuestro, tú que concedes a tu Iglesia dones celestiales consérvale la gracia que le has dado, para que permanezca siempre vivo en ella el don del Espíritu Santo que le infundiste; y que este alimento espiritual nos sirva para alcanzar la salvaci

    Amén.

    RITO DE CONCLUSIÓN

    El Señor esté con ustedes

    Y con tu espíritu

    BENDICIÓN SOLEMNE

    Espíritu Santo Dios, Padre y fuente de toda luz, que iluminó los corazones de los discípulos derramando en ellos el Espíritu Santo, los bendiga y les conceda la abundancia de sus dones.

    Amén.

    El fuego admirable que apareció sobre los discípulos purifique los corazones de ustedes de todo mal y los ilumine con su luz.

    Amén.

    El Espíritu, que por la proclamación de una misma fe reunió a los pueblos de diferentes lenguas, los haga perseverar en esa misma fe y llegar, gracias a ella, a la visión que esperan.

    Amén.

    Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.

    Amén

    MOTIVACIÓN A LA SALIDA

    Abrámonos a la acción del Espíritu y seamos testigos de Cristo en nuestro entorno.

    Pueden ir en paz, aleluya, aleluya.

    Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.

    CANTO DE SALIDA

    Av. Dos #64 Col. San Pedro de los Pinos Del. Benito Juárez C.P. 03800 Tel. (55) 1054-1085 | (55) 1054-1086

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