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Domingo de la Ascensión del Señor

21 de mayo de 2023
Domingo de la Ascensión del Señor
MONICIÓN DE ENTRADA
Estamos celebrando el séptimo domingo de Pascua, es decir el séptimo domingo después de la Resurrección del Señor. Y hoy celebramos también la Ascensión del Señor, es decir, el momento en que el Señor, después de resucitar subió al cielo. Puestos de pie, a una voz, digamos la antífona y canto de entrada
RITOS INICIALES
ANTÍFONA DE ENTRADA Hch 1, 11
Hombres de Galilea, ¿qué hacen allí parados mirando al cielo? Ese mismo Jesús, que los ha dejado para subir al cielo, volverá como lo han visto marcharse. Aleluya.
Canto de entrada

En el nombre del Padre,
y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
SALUDO
Que Jesús resucitado y glorificado a la derecha del Padre interceda por nosotros y permanezca con todos ustedes.
Y con tu espíritu.
ACTO PENITENCIAL
Jesucristo, el justo, intercede por nosotros y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro espíritu al arrepentimiento, para acercarnos a la mesa del Señor.
(Silencio)

Tú que volviste junto al Padre:

Señor, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Tú que fuiste glorificado para siempre:

Cristo, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Tú que nos haces ascender al cielo contigo:

Señor, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
Amén

GLORIA

ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Dios todopoderoso, rebosar de santa alegría y, gozosos, elevar a ti fervorosas gracias ya que la ascensión de Cristo, tu Hijo, es también nuestra victoria, pues a donde llegó él, que es nuestra cabeza, esperamos llegar también nosotros, que somos su cuerpo.
Amén
Tomen asiento daremos inicio a la:
LITURGIA DE LA PALABRA
MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA
En el mismo punto final que Lucas pone a su narración del Evangelio comienza su segundo libro: Hechos de los Apóstoles. El tema es‚ éste: la Ascensión del Señor al cielo. Lo importante de este misterio es su significado: la glorificación de Jesús que vuelve al Padre constituido Señor de todos. Escuchemos.
PRIMERA LECTURA
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 1,1-11

En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.

Una vez que comían juntos, les recomendó: «No se alejen de Jerusalén; aguarden que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo les he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo.

Ellos lo rodearon preguntándole: Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?

Jesús contestó: «No les toca a ustedes conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes, recibirán la fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.

Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se los quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: Galileos, ¿qué hacen ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que los ha dejado para subir al cielo volverá como le han visto marcharse.

Palabra de Dios

Te alabamos, Señor.

MONICIÓN AL SALMO
Con el salmo 46 alabemos al Señor, dirigidos por el Salmista (o coro)
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 46
Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya
Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya

Aplaudan, pueblos todos;
aclamen al Señor, de gozo llenos;
que el Señor, el Altísimo, es terrible
y de toda la tierra, rey supremo.

Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya.

Entre voces de júbilo y trompetas,
Dios, el Señor, asciende hasta su trono.
Cantemos en honor de nuestro Dios,
al rey honremos y cantemos todos.

Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya.

Porque Dios es el rey del universo,
cantemos el mejor de nuestros cantos.
Reina Dios sobre todas las naciones
desde su trono santo.

Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya.

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA
El apóstol san Pablo, escribiéndoles a los efesios, mensaje válido para nosotros hoy, nos pide que sepamos comprender la soberanía de Dios que resucitó a Cristo, lo sentó a su derecha y lo constituyó Señor del universo y de la historia y cabeza de la Iglesia, Señor de todos. Pongamos atención.
SEGUNDA LECTURA
De la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1,17-23

Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de su corazón, para que comprendan cuál es la esperanza a la que los llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.

Palabra de Dios

Te alabamos, Señor.

MONICIÓN AL EVANGELIO
El Evangelio de hoy nos recuerda lo mismo que la primera lectura que hemos escuchado, el momento en que Jesús se marcha al cielo y encarga a sus discípulos que vayan por el mundo enseñando a todas las personas el mensaje del Evangelio. Escuchemos a Jesús con gratitud y devoción.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 28, 19.20
Aleluya, Aleluya
Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos, dice el Señor, y sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.
Aleluya, Aleluya
EVANGELIO
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.

Del santo Evangelio según san Mateo 28, 16-20
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús, se postraron, aunque algunos titubeaban.

Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo: "Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Tomen asiento
HOMILÍA
Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos

Esta fiesta de la Ascensión del Señor nos invita a hacer conciencia de la misión de la Iglesia, es decir de todos y cada uno de nosotros que la formamos. Jamás podemos dejar de anunciar y testimoniar lo que creemos. San Mateo, en su evangelio, nos presenta una comunidad de seguidores en torno a Él, y en comunión con Él, como discípulos. Ellos han sido ilustrados, principalmente, acerca del ser íntimo de Dios: les ha revelado que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. También les enseñó una manera muy concreta de vivir la comunión con Dios y con los hermanos. A lo largo de toda su obra, san Mateo nos señala las consignas de Jesús sobre el estilo de vida que han de observar sus discípulos en correspondencia con la comunión con Dios, a la que, a través de su fe en Cristo y su seguimiento, han sido asociados. Estas exigencias están presentes, precisamente, desde el principio hasta el fin de su obra (Sermón de la Montaña 5-7 y Discurso escatológico 25,31-46). Invito a todos ustedes a entrar un poco al texto evangélico de este domingo. Los discípulos, respondiendo al mandato de Jesús, se congregan en Galilea donde va a tener lugar su última y trascendental encomienda antes de despedirse. Este envío justifica y da sentido a los años que estuvieron con Él en una intimidad muy especial para conocerlo viendo sus obras y conociendo su doctrina. Se trata de una convivencia en la intimidad que, es mucho más que una asistencia a un curso. A través de su persona pudieron acercarse al misterio de un Dios misericordioso y poderoso, humilde, servicial y perdonador; reconciliador y factor de paz. Aprendieron de Él sus modos, sus intereses, su libertad y su entrega incondicional a los intereses del Padre. Lo vieron comprometerse siempre a favor de los más pobres y marginados, sin comprometer la verdad. No están frente a un desconocido.

Pues bien, ahora, antes de su partida visible en este mundo, Jesús quiere que ellos continúen la obra iniciada por Él, mediante el testimonio. Que enseñen, como dice san Juan en su 1a. Carta: "…lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos, acerca de la Palabra de vida… lo que hemos oído, se lo anunciamos" (1,1-2). Se trata de anunciar la Buena Nueva del Amor de Dios. Se trata de trasmitir, no principalmente una doctrina, un conjunto de normas moralizantes, sino de una experiencia; la experiencia de haber vivido junto al Dios con nosotros, el Dios cercano e involucrado en la vida de los hombres y las mujeres para entren a la vida eterna con Él. El encargo es invitar a todos, sin distinción, a aceptar a un Dios que se dio a conocer en su Hijo-Dios-hecho-hombre, camino único para llegar al Padre, como nos decía el mismo Jesús el domingo pasado.

Para cerrar esta invitación les manda también, que deben bautizar en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. El bautismo es una asociación íntima con el Dios Trinidad en quien creemos los cristianos, porque así lo reveló el mismo Cristo. ¡No se trata de una fórmula mágica! Estamos hablando de un rito sacramental. Es decir, un signo de la realidad trascendente que se da como Don de Dios y aceptación responsable del creyente. Es comprometerse con Dios mediante una alianza de amor entre Dios y la criatura. Con esta convicción hemos de bautizar, o vivir ahora los ya bautizados, nuestra realidad misteriosa de hijos de Dios.

No olvidemos, ya para terminar, que este encargo de Jesús a los discípulos es para toda la Iglesia. Esto es, una tarea para todos y cada uno de los fieles que nos decimos creyentes. Pues bien, ¡que nada nos impida cumplir con este encargo! ¡Él está con nosotros siempre! Amén.

Nos ponemos de pie
Credo de los Apostoles
CREDO DE LOS APOSTOLES

Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo
su único Hijo Nuestro Señor,
que fue concebido por obra
y gracia del Espíritu Santo.
Nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos y está sentado
a la derecha de Dios Padre, todopoderoso.
Desde allí va a venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la Santa Iglesia católica
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén

PLEGARIA UNIVERSAL

Pongamos, hermanos, nuestra mirada en Jesús, nuestro gran sacerdote, que ha atravesado el cielo para interceder por nosotros, y pidámosle por las necesidades de todos los hombres diciendo:

Te rogamos, Señor.

Te rogamos, Señor.

• Para que Cristo, desde el trono de su gloria, venga en ayuda de su Iglesia, que lucha en medio de las dificultades del mundo, y no permita que sus fieles se dejen cautivar por los bienes de la tierra, roguemos al Señor.

Te rogamos, Señor.

• Para que Jesús, el Señor, que prometió que, al ser elevado sobre la tierra, atraería a todos hacia sí, tenga presentes a todos los que están trabajando por la salud y la recuperación de los que padecen la pandemia y se vean libres de contagio, roguemos al Señor.

Te rogamos, Señor.

• Para que el Señor, que con su triunfo ha glorificado nuestra carne colocándola cerca de Dios Padre, llene de esperanza a los que sufren enfermedades, en el cuerpo o angustias en el espíritu, especialmente a los castigados por el covid-19, roguemos al Señor.

Te rogamos, Señor.

• Para que el Señor, elevado al cielo, nos envíe el Espíritu Santo, para que nos enseñe a amar los bienes de arriba y a no dejarnos cautivar por las cosas de la tierra y dé el eterno descanso a nuestros hermanos ya fallecidos por la pandemia o por cualquier otra razón, roguemos al Señor.

Te rogamos, Señor.

Dios, Padre todopoderoso, que has resucitado a Cristo, tu Hijo, y los has hecho Señor del universo, reconoce la voz de tu amado en las oraciones de la Iglesia y concédenos lo que, te hemos pedido. Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén.

ORACION POR LAS VOCACIONES

Oh, Jesús,
Pastor eterno de las almas,
dígnate mirar
con ojos de misericordia
a esta porción de tu grey amada.
Señor, gemimos en la orfandad,
danos vocaciones,
danos sacerdotes y religiosos santos.
Te lo pedimos por la Inmaculada
Virgen María de Guadalupe,
tu dulce y Santa Madre.
Oh Jesús, danos sacerdotes y religiosos
según tu corazón. Amén.

Pueden sentarse, ahora iniciamos la:
LITURGIA EUCARÍSTICA
MONICIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te ofrecemos el pan y el vino para que convertido en el cuerpo y la sangre de tu hijo, nos sirva de alimento, en la espera de la venida gloriosa de tu hijo Jesús.
CANTO DE OFRENDAS

Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida.

Por el misterio de esta agua y este vino, haz que compartamos la divinidad de quien se ha dignado participar de nuestra humanidad.

Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; Él será para nosotros bebida de salvación.

Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro.

Lava del todo mi delito. Señor, y limpia mi pecado.

De pie

Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Al ofrecerte, Señor, este sacrificio en la gloriosa festividad de la ascensión concédenos que por este santo intercambio, nos elevemos también nosotros a las cosas del cielo.

Amén

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios

Es justo y necesario

PREFACIO: IV

En verdad es justo darte gracias, y deber nuestro glorificarte. Padre santo, porque tú eres el único Dios vivo y verdadero que existes desde siempre y vives para siempre, luz sobre toda luz. Porque tú sólo eres bueno y la fuente de la vida, hiciste todas las cosas para colmarlas de tus bendiciones y alegrar su multitud con la claridad de tu gloria.

Por eso, innumerables ángeles en tu presencia, contemplando la gloria de tu rostro, te sirven siempre y te glorifican sin cesar. Y con ellos también nosotros, llenos de alegría, y por nuestra voz las demás creaturas, aclamamos tu nombre cantando:

SANTO

Te alabamos. Padre santo, porque eres grande y porque hiciste todas las cosas con sabiduría y amor. A imagen tuya creaste al hombre y le encomendaste el universo entero, para que, sirviéndote sólo a ti, su Creador, dominara todo lo creado.

Y cuando por desobediencia perdió tu amistad, no lo abandonaste al poder de la muerte, sino que, compadecido, tendiste la mano a todos, para que te encuentre el que te busca. Reiteraste, además, tu alianza a los hombres; por los profetas los fuiste llevando con la esperanza de salvación. Y tanto amaste al mundo, Padre santo, que, al cumplirse la plenitud de los tiempos, nos enviaste como salvador a tu único Hijo.

El cual se encarnó por obra del Espíritu Santo, nació de María, la Virgen, y así compartió en todo nuestra condición humana menos en el pecado; anunció la salvación a los pobres, la liberación a los oprimidos y a los afligidos el consuelo.

Para cumplir tus designios, él mismo se entregó a la muerte, y, resucitando, destruyó la muerte y nos dio nueva vida.

Y porque no vivamos ya para nosotros mismos, sino para él, que por nosotros murió y resucitó, envió. Padre, al Espíritu Santo como primicia para los creyentes, a fin de santificar todas las cosas, llevando a plenitud su obra en el mundo.

Consagración del Pan y el Vino

Por eso, Padre, te rogamos que este mismo Espíritu santifique estas ofrendas, para que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, nuestro Señor, y así celebremos el gran misterio que nos dejó como alianza eterna.

Porque él mismo, llegada la hora en que había de ser glorificado por ti, Padre santo, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Y, mientras cenaba con sus discípulos, tomó pan, te bendijo, lo partió y se lo dio, diciendo:

Tomen y coman todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes.

Del mismo modo, tomó el cáliz lleno del fruto de la vid, te dio gracias y lo pasó a sus discípulos, diciendo:

Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados.

Hagan esto en conmemoración mía.

Éste es el Misterio de la fe. Cristo se entregó por nosotros.

Salvador del mundo, sálvanos, tú que nos has liberado por tu cruz y resurrección.

Por eso, Padre, al celebrar ahora el memorial de nuestra redención, recordamos la muerte de Cristo y su descenso al lugar de los muertos, proclamamos su resurrección y ascensión a tu derecha; y, mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos su Cuerpo y su Sangre, sacrificio agradable a ti y salvación para todo el mundo.

Dirige tu mirada sobre esta Víctima que tú mismo has preparado a tu Iglesia, y concede a cuantos compartimos este pan y este cáliz, que, congregados en un solo cuerpo por el Espíritu Santo, seamos en Cristo víctima viva para alabanza de tu gloria.

Y ahora, Señor, acuérdate de todos aquellos por quienes te ofrecemos este sacrificio: de tu servidor el Papa Francisco, de nuestro Obispo Carlos, del orden episcopal, de los presbíteros y diáconos, de los oferentes y de los aquí reunidos, de todo tu pueblo santo y de aquellos que te buscan con sincero corazón. Acuérdate también de los que murieron en la paz de Cristo y de todos los difuntos, cuya fe sólo tú conociste.

Padre de bondad, que todos tus hijos nos reunamos en la heredad de tu reino, con María, la Virgen Madre de Dios, con su esposo san José, con los apóstoles y los santos; y allí, junto con toda la creación, libre ya del pecado y de la muerte, te glorifiquemos por Cristo, Señor nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.

Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
Amén.
RITO DE COMUNIÓN

Antes de participar en el banquete de la Eucaristía, signo de reconciliación y vínculo de unión fraterna, oremos juntos como el Señor nos ha enseñado:

Padre Nuestro
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros
perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

Padre, líbranos de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de todo conflicto, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
Y con tu espíritu.
En el Espíritu de Cristo resucitado, dense fraternalmente la paz.
CORDERO

El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna.

Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo,diste con tu muerte la vida al mundo, líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas y de todo mal.

Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y jamás permitas que me separe de ti.

Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya bastará para sanarme.
MOTIVACIÓN A LA ANTÍFONA DE COMUNIÓN

Para compartir el pan con nuestros hermanos acerquémonos a comulgar, pero antes a una voz digamos la Antífona de la Comunión.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Hb 10, 12

Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo. Aleluya.

Pueden sentarse
CANTO DE COMUNIÓN


 


 


 


 


 

REFLEXIÓN

A un voz unamos nuestros corazones y alabemos al Señor, diciendo…

Tu ascensión al cielo, Señor,
me llena de alegría
porque el tiempo de quedarme mirando ha terminado para mí.
...y el momento de comprometerme ha comenzado.
Lo que me has confiado
rompe el caparazón de mi individualismo
y de mi “quedarme mirando”,
haciendo que me sienta
personalmente responsable
de la salvación del mundo.
A mí, Señor, me has confiado tu Evangelio,
para que lo anuncie en todos
los caminos del mundo.
Dame la fuerza de la fe,
como la que tuvieron tus primeros apóstoles,
para que no me venza el miedo,
ni las dificultades me detengan,
para que ninguna incomprensión me desanime,
sino que, siempre y en todo lugar,
sea yo tu alegre noticia,
una revelación de tu amor,
como lo son los mártires y los santos
en la historia de todos los pueblos del mundo. Amén.

Avisos Parroquiales
AVISOS PARROQUIALES
  • Revista desde la fe.
  • 60 familias – 60 bancas – $1,500.00 por banca.
  • Los invitamos a la velada de Pentecostés para recibir el Espíritu Santo juntos, será la noche del sábado 27 de mayo a las 9 pm, terminando el domingo 28 de mayo a las 6 am.
  • A partir del domingo de Pentecostés, la transmisión de Misas, Rosarios y todo evento, se transmitirá por el canal Parroquial de Youtube.

  • De pie
    ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

    Dios todo poderoso y eterno, que nos permites participar en la tierra de los misterios divinos, concede que nuestro fervor cristiano nos oriente hacia el cielo, donde ya nuestra naturaleza humana está contigo.

    Amén.

    RITO DE CONCLUSIÓN

    El Señor esté con ustedes

    Y con tu espíritu

    BENDICIÓN SOLEMNE

    Que Dios todopoderoso, cuyo Hijo ascendió hoy al cielo y les abrió el camino para llegar a donde él está, los colme de bendiciones.

    Amén.

    Que él les conceda que así como Cristo resucitado se manifestó visiblemente a sus discípulos, así también se manifieste benigno con ustedes, cuando vuelva para juzgar al mundo.

    Amén.

    Que Cristo, sentado a la derecha del Padre, les conceda a ustedes por su fe en este misterio, la alegría de sentir, según su promesa, que él permanece con ustedes hasta el fin del mundo.

    Amén.

    Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.

    Amén

    MOTIVACIÓN A LA SALIDA

    Vayamos con alegría a dar testimonio de la ascensión del Señor.

    Anuncien a todos la alegría del Señor resucitado. Pueden ir en paz, aleluya, aleluya.

    Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.

    CANTO DE SALIDA

    Av. Dos #64 Col. San Pedro de los Pinos Del. Benito Juárez C.P. 03800 Tel. (55) 1054-1085 | (55) 1054-1086

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