» «

Accesos directos


Inicio Entrada Saludo Gloria 1a Lect Salmo 2a Lect Evangelio Homilia Credo Orac. Univ. Ofrendas Prefacio Santo Padre Nuestro Comunión Avisos Salida

 

Plegarias Eucarísticas


I II III IV V/a

Original

 

Misa


Completa Base

 

 

+ -

Domingo X Ordinario

11 de junio de 2023
Domingo X Ordinario
MONICIÓN DE ENTRADA
Bienvenidos todos a la celebración de la Acción de Gracias. La Palabra nos exhorta a ofrecer un sacrificio vivo, que brota del corazón y de la vida. La eucaristía puede renovar y avivar nuestra comunidad. Cantamos, escuchamos y dejamos que el Espíritu Santo nos transforme. Entonemos la antífona y el canto de entrada.
RITOS INICIALES
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 26, 1-2
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? Cuando me asaltan mis enemigos, tropiezan y caen.
Canto de entrada

En el nombre del Padre,
y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
SALUDO
El Dios de la esperanza, que por la acción del Espíritu Santo nos colma con su alegría y con su paz, esté siempre con todos ustedes.
Y con tu espíritu.
ACTO PENITENCIAL
Al comenzar esta celebración eucarística, pidamos a Dios que nos conceda la conversión de nuestros corazones; así obtendremos la reconciliación y se acrecentará nuestra comunión con Dios y con nuestros hermanos.
(Silencio)

Tú que has sido enviado para sanar a los contritos de corazón:

Señor, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Tú que has venido a llamar a los pecadores:

Cristo, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Tú que estás sentado a la derecha del Padre para interceder por nosotros:

Señor, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
Amén

GLORIA

ORACIÓN COLECTA
Señor, Dios, de quien todo bien procede, escucha nuestras súplicas y concédenos que, comprendiendo, por inspiración tuya, lo que es recto, eso mismo, bajo tu guía lo hagamos realidad. Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén
Tomen asiento daremos inicio a la:
LITURGIA DE LA PALABRA
MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA
El Señor nos habla a través del profeta Oseas. Nos pregunta sobre la calidad de nuestra oración, sobre la calidad de nuestras reuniones y eucaristías.
Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Oseas 6, 3-6

Esforcémonos por conocer al Señor; y su juicio surge como la luz; bajará sobre nosotros como lluvia temprana, como lluvia de primavera que empapa la tierra.

"¿Qué voy a hacer contigo, Efraín? ¿Qué voy a hacer contigo, Judá? El amor de ustedes es como nube mañanera, como rocío matinal que se evapora. Por eso los he azotado por medio de los profetas y les he dado muerte con mis palabras. Porque yo quiero amor y no sacrificios, conocimiento de Dios, más que holocaustos".

Palabra de Dios

Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 49
Dios salva al que cumple su voluntad.
Dios salva al que cumple su voluntad.

Habla el Dios de los dioses, el Señor,
y convoca a cuantos moran en la tierra
del oriente al poniente:
"No voy a reclamarte sacrificios,
pues ante mí están siempre tus ofrendas.

Dios salva al que cumple su voluntad.

Si yo estuviera hambriento,
nunca iría a decírtelo a ti, pues todo es mío.
¿O acaso yo como carne de toros
y bebo sangre de cabritos?

Dios salva al que cumple su voluntad.

Mejor ofrece a Dios tu gratitud
y cumple tus promesas al Altísimo,
pues yo te libraré cuando me invoques
y tú me darás gloria, agradecido".

Dios salva al que cumple su voluntad.

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA
Abraham creyó totalmente en Dios. Nosotros, redimidos y amados por Jesucristo, tenemos más razones para creer en el Dios de Jesús y el nuestro.
Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.
SEGUNDA LECTURA
De la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 4, 18-25

Hermanos: Abraham, esperando contra toda esperanza, creyó que habría de ser padre de muchos pueblos, conforme a lo que Dios le había prometido: Así de numerosa será tu descendencia.

Y su fe no se debilitó a pesar de que, a la edad de casi cien años, su cuerpo ya no tenía vigor, y además, Sara, su esposa, no podía tener hijos. Ante la firme promesa de Dios no dudó ni tuvo desconfianza, antes bien su fe se fortaleció y dio con ello gloria a Dios, convencido de que él es poderoso para cumplir lo que promete. Por eso, Dios le acreditó esta fe como justicia.

Ahora bien, no sólo por él está escrito que "se le acreditó", sino también por nosotros, a quienes se nos acreditará, si creemos en aquel que resucitó de entre los muertos, en nuestro Señor Jesucristo, que fue entregado a la muerte por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación.

Palabra de Dios

Te alabamos, Señor.

MONICIÓN AL EVANGELIO
Mateo, hombre de negocios y pecador, es llamado por Jesús. Eres pecador, alégrate. El Señor ha venido a buscarte a ti.
Escuchemos la proclamación del evangelio.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 4, 18
Aleluya, Aleluya
El Señor me ha enviado para llevar a los pobres la buena nueva y anunciar la liberación a los cautivos.
Aleluya, Aleluya
EVANGELIO
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.

Del santo Evangelio según san Mateo 9, 9-13
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a su mesa de recaudador de impuestos, y le dijo: "Sígueme". Él se levantó y lo siguió.

Después, cuando estaba a la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores se sentaron también a comer con Jesús y sus discípulos. Viendo esto, los fariseos preguntaron a los discípulos: "¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?". Jesús los oyó y les dijo: "No son los sanos los que necesitan de médico, sino los enfermos. Vayan, pues, y aprendan lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Tomen asiento
HOMILÍA
Misericordia quiero y no sacrificios

La Iglesia es la ciudad santuario donde nos refugiamos los pecadores en busca de protección y de perdón.

Cuentan que cuando murió el Emperador Maximiliano de Austria fue llevado en gran procesión a la catedral para la celebración de su funeral. Las puertas cerradas, un ministro pidió que se abrieran.

-¿Quién es?, preguntaron desde dentro.

-Es el Emperador Maximiliano.

-No te conozco. ¿Quién es?

-Es un buen cristiano.

-No te conozco. ¿Quién es?

-Un pecador.

Y las puertas se abrieron.

A Jesús le gustan las malas compañías, la suya y la mía, porque ha venido a buscar a los malos. Los que tienen el título de buenos ya tienen bastante.

Muchos hombres, cerrados los oídos a la llamada de Dios, siguen su camino e ignoran a Dios y sus llamadas.

Otros muchos creyentes sienten la necesidad de Dios pero no se atreven a acercarse a El porque se sienten muy pecadores.

Y todos sufrimos la tentación de pensar que el pecado nos aleja de Dios.

Pocos creen en un Dios que se acerca y busca a los pecadores; creen que Dios mira con buenos ojos a los buenos y mira con ira a los malos.

Nos resulta difícil creer en un Dios grande, en un Dios que nos ama no porque lo merezcamos sino porque lo necesitamos.

“No tienen necesidad de médico los sanos sino los enfermos”. Nuestro pecado por grande que sea no debe ser obstáculo para acercarnos a Dios.

El hombre está más cerca de Dios cuanto más pecador se reconoce. Mateo, en el evangelio de hoy, es el hombre que se levantó, dejó su negocio y siguió a Jesús. Mateo que frecuentaba muy malas compañías fue llamado por Jesús y se atrevió a seguirle.

Los fariseos de todos los tiempos no critican ni a Jesús ni a sus discípulos sino a la Iglesia. La Iglesia es el lugar donde se practica el mensaje de Jesús, todos los malos tienen cabida en su seno.

“Misericordia quiero y no sacrificios”.

En la Iglesia de Jesús no hay excluidos.

Todos incluidos, todos cobijados, todos aceptados, todos reconciliados por el único gran amor que perdona y salva, el de Dios y de su Hijo Jesucristo.

Durante las guerras napoleónicas, un joven soldado francés se quedó dormido mientras hacía la guardia. Fue declarado culpable y sentenciado a muerte.

Su madre, viuda, apeló a todos los tribunales pero no consiguió nada.

Finalmente decidió acudir al mismo emperador.

“No pido justicia”, decía, “pido misericordia”.

“Señora, su hijo no merece misericordia. Merece morir”, le contestó

Napoleón con frialdad.

La madre le replicó: “Tiene razón, señor. Esa es la razón por la que pido misericordia. Si se la mereciera ya no sería misericordia.

El emperador se conmovió ante la lógica de la madre y perdonó al soldado.

Nos ponemos de pie
Credo Niceno-Constantinopolitano
CREDO NICENO-CONSTANTINOPOLITANO

Creo en un solo Dios,
Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;

que por nosotros, los hombres,
y por nuestra salvación bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;

y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día,
según las Escrituras, y subió al cielo,

y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.

Creo en la Iglesia, que es una,
santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo Bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.
Amén.

PLEGARIA UNIVERSAL

Dirijamos, hermanos, nuestra oración a Dios Padre misericordioso, con aquella confianza filial que el Espíritu de Cristo ha infundido en nuestros corazones. Digamos a una voz:

Te rogamos, Señor.

Te rogamos, Señor.

• Por el santo Padre, el Papa Francisco, para que Dios, que lo eligió obispo de toda la Iglesia, le conceda una vida larga y feliz y lo asista en la misión de gobernar el pueblo santo de Dios, roguemos al Señor.

Te rogamos, Señor.

• Por nuestra patria y por sus gobernantes, por todas las naciones y sus responsables: para que Dios le inspire pensamientos y decisiones encaminados a una paz verdadera, roguemos al Señor.

Te rogamos, Señor.

• Por los que están en camino de conversión, por los que se preparan a recibir el bautismo o preparan el bautismo de sus hijos: para que Dios, nuestro Señor, les abra en sus sacramentos las puertas de su misericordia e introduzca a los nuevos hijos de la Iglesia en la vida nueva de Cristo Jesús, roguemos al Señor.

Te rogamos, Señor.

• Por nuestros familiares y amigos enfermos, para que Dios, nuestro Señor, escuche sus súplicas, realice sus deseos y haga que, en su tribulación, experimenten el gozo de la misericordia divina, roguemos al Señor.

Te rogamos, Señor.

Padre santo, escucha nuestras oraciones y haz que nuestra vida, transformada por a fuerza de tu amor, nos lleve a una total entrega a ti y a todos nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

ORACION POR LAS VOCACIONES

Oh, Jesús,
Pastor eterno de las almas,
dígnate mirar
con ojos de misericordia
a esta porción de tu grey amada.
Señor, gemimos en la orfandad,
danos vocaciones,
danos sacerdotes y religiosos santos.
Te lo pedimos por la Inmaculada
Virgen María de Guadalupe,
tu dulce y Santa Madre.
Oh Jesús, danos sacerdotes y religiosos
según tu corazón. Amén.

Pueden sentarse, ahora iniciamos la:
LITURGIA EUCARÍSTICA
MONICIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que estos dones de pan y vino que presentamos sean símbolo de nuestro deseo de servir a Dios y al prójimo con una entrega desinteresada.
CANTO DE OFRENDAS

Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida.

Por el misterio de esta agua y este vino, haz que compartamos la divinidad de quien se ha dignado participar de nuestra humanidad.

Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; Él será para nosotros bebida de salvación.

Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro.

Lava del todo mi delito. Señor, y limpia mi pecado.

De pie

Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Mira, Señor, con bondad nuestro servicio para que esta ofrenda se convierta para ti en don aceptable y para nosotros, en aumento de nuestra caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios

Es justo y necesario

PREFACIO: Aceptando a Jesús

Nos sale del corazón bendecir tu nombre, Padre santo, y mostrarte nuestro sincero agradecimiento. Gracias, Señor. Aunque apenas si somos capaces de vislumbrar tu sombra, te sentimos como un Dios cercano, bueno y comprensivo.

Muchos de nosotros te hemos querido y respetado desde nuestra infancia y querríamos que esta fe en Ti nos siguiera acompañando de por vida. Pero te confesamos nuestro pecado, te creemos Dios exclusivo nuestro, nos cuesta convencernos de que eres el Dios bueno de toda la humanidad, el Dios y Padre de todos los seres humanos, creyentes y no creyentes.

Haznos comprender que quieres a todos tus hijos de la misma manera, que no tienes preferencias con ninguna raza ni religión ni estatus. Sintiéndonos fraternidad, unimos nuestras voces a todos los hermanos para entonar en tu honor este canto de alabanza.

SANTO

Te bendecimos una vez más, Padre y Madre de todos, porque nos has regalado la experiencia vital de tu hijo Jesús y su palabra profética, fiel reflejo del Espíritu que en él infundiste. Optó por los pobres y oprimidos, para que dejaran de serlo.

Creemos en Jesús y aceptamos de corazón sus enseñanzas. Por él sabemos que el único signo de identidad de los que le siguen es hacer presente en el mundo su fuerza salvífica, seguir su misión, continuar su tarea, liberando de ataduras a sus semejantes para que no sufran penalidades y sean plena y felizmente humanos.

Ahora vemos que para pertenecer al grupo de los discípulos de Jesús no basta con llamarse cristiano, porque la única acreditación válida que sirve tanto a creyentes como a agnósticos o ateos, es la dedicación efectiva a hacer más justa y digna la vida de todos.

Jesús, el liberador por excelencia, nos pidió que hiciéramos como él, que nos diéramos a los demás sin reservas.

Consagración del Pan y el Vino

Por eso te suplicamos Señor que derrames tu Santo Espíritu sobre estos dones de Pan y Vino y así se nos conviertan en el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo Jesús, nuestro Señor.

Porque él mismo, la noche en que iba a ser entregado, y, mientras cenaba con sus discípulos, tomó pan, y dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:

Tomen y coman todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes.

Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, dando gracias te bendijo, y lo pasó a sus discípulos, diciendo:

Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados.

Hagan esto en conmemoración mía.

Éste es el Misterio de la fe. Cristo nos redimió.

Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte. Señor, hasta que vuelvas.

Recordamos la vida de tu hijo Jesús, y nos proponemos imitarle. Lamentamos su cruel muerte, paradigma de las injusticias humanas, y nos alegramos de que viva ya contigo y por siempre, plenamente feliz.

Padre Dios, Te suplicamos infundas tu Espíritu, el que guió a Jesús, al Papa Francisco, a nuestro Obispo Carlos y a sus Obispos auxiliares, a los presbíteros y diáconos, y a todos los creyentes en Jesucristo, para que vivamos comprometidos con la implantación de tu Reino y colaboremos con todas las personas de buena voluntad en hacer un mundo de iguales, donde impere realmente la justicia.

Verdaderamente es una tarea ingente, que nos supera, Señor. Además cada día damos lugar a que haya más empobrecidos en la tierra. No queremos reservarnos esperando que se presenten los grandes retos.

Como mínimo nos proponemos participar como uno más, apoyando con nuestra firma y voz cualquier causa que nos parezca justa. Prometemos hacer más felices a nuestros prójimos más próximos, sin distingos, haciendo un favor cualquiera con una sonrisa, o abriendo las puertas de casa a quien lo necesita.

Da el eterno descanso a quienes se nos han adelantado en el camino del Reino y un día participemos con ellos de la gloria de la resurrección. Danos un corazón tan grande como el de Jesús, Como el de la Virgen María su madre, de San José su esposo, de los apóstoles y mártires, discípulos o de cualquiera de los santos, para que nos sintamos de verdad hermanos de todos nuestros hermanos.

Vamos a rezarte ahora la oración que nos enseñó Jesús y te invocaremos como Padre, Padre nuestro y de todos, sin excluir a nadie. Queremos rendirte, Señor, un permanente homenaje de gratitud.

Amén

Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
Amén.
RITO DE COMUNIÓN

Antes de participar en el banquete de la Eucaristía, signo de reconciliación y vínculo de unión fraterna, oremos juntos como el Señor nos ha enseñado:

Padre Nuestro
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros
perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

Padre, líbranos de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de todo conflicto, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
Y con tu espíritu.
Compartamos, cordialmente, un signo de paz.
CORDERO

El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna.

Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo,diste con tu muerte la vida al mundo, líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas y de todo mal.

Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y jamás permitas que me separe de ti.

Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya bastará para sanarme.
MOTIVACIÓN A LA ANTÍFONA DE COMUNIÓN

Antes de recibir a Jesús Eucaristía, digamos juntos la Antífona de la Comunión.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 17, 3

Señor, tú eres mi fortaleza, mi refugio, mi liberación y mi ayuda. Tú eres mi Dios.

Pueden sentarse
CANTO DE COMUNIÓN


 


 


 


 


 

REFLEXIÓN

Participemos a una voz en esta oración y agradezcamos el llamado que el Señor nos ha hecho.

Señor Jesús, en mi llamado,
como el de San Mateo,
escucho tu invitación a seguirte
y me siento honrado de responder a él.
Te entrego mi vida y mi ser
para servirte con humildad y dedicación. Permíteme ser un testigo fiel
de tu amor y misericordia,
llevando tu mensaje de salvación
a todos aquellos que encuentre en mi camino.
Con tu gracia y guía, estaré dispuesto
a dejar atrás mis propias ambiciones
y seguirte sin reservas,
confiando en que Tú
siempre estarás a mi lado.

Amén.

Avisos Parroquiales
AVISOS PARROQUIALES
De pie
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor, que la virtud medicinal de este sacramento nos cure, por tu bondad, de nuestras maldades y nos haga avanzar por el camino recto. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

RITO DE CONCLUSIÓN

El Señor esté con ustedes

Y con tu espíritu

BENDICIÓN SOLEMNE

Dios y Padre nuestro, atiende bondadoso las súplicas de tu familia y otórgale el auxilio que humildemente te implora, para que, fortalecida con la ayuda conveniente, no deje de glorificar tu nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.

Amén

MOTIVACIÓN A LA SALIDA

Vayamos a reconocer el amor de Dios, en el otro.

Glorifiquen al Señor con su vida. Pueden ir en paz.

Demos gracias a Dios.

CANTO DE SALIDA

Av. Dos #64 Col. San Pedro de los Pinos Del. Benito Juárez C.P. 03800 Tel. (55) 1054-1085 | (55) 1054-1086

© Copyright 2024. Todos los derechos reservados.
Proyecto realizado por