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VI Domingo de Pascua

14 de mayo de 2023
VI Domingo de Pascua
MONICIÓN DE ENTRADA
Hermanos: nuestro Señor nos concede hoy continuar celebrando la Pascua de su Hijo. Continuamos, así, comprendiendo poco a poco, el misterio de Cristo desde su Encarnación, sus obras, sus enseñanzas, hasta su Resurrección. Ya en su despedida advirtió a sus apóstoles que, por el momento, no entendían, pero que más adelante lo lograrían. Nosotros estamos en la misma situación. Por eso venimos cada domingo a contemplar en la Eucaristía y a crecer en su comprensión. Estemos atentos.
RITOS INICIALES
ANTÍFONA DE ENTRADA Is 48, 20
Con voz de júbilo, anúncienlo; que se oiga. Que llegue a todos los rincones de la tierra: el Señor ha liberado a su pueblo. Aleluya.
Canto de entrada

En el nombre del Padre,
y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
SALUDO
Que la presencia salvadora de Jesús resucitado, que vive entre nosotros, nos anime en este tiempo pascual y permanezca con ustedes.
Y con tu espíritu.
ACTO PENITENCIAL
En el día en que celebramos la victoria de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte, reconozcamos que estamos necesitados de la misericordia del Padre para morir al pecado y resucitar a la vida nueva.
(Silencio)

Tú que al resucitar has renovado todas las cosas:

Señor, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Tú que nos llamas a transformar el mundo:

Cristo, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Tú que harás participar a todo el universo:

Señor, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
Amén

GLORIA

ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso, concédenos continuar celebrando con incansable amor estos días de tanta alegría en honor del Señor resucitado, y que los misterios que hemos venido conmemorando se manifiesten siempre en nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén
Tomen asiento daremos inicio a la:
LITURGIA DE LA PALABRA
MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA
Esta lectura, narra una Pentecostés en miniatura, que viene a sellar la fundación de la Iglesia en Samaría: el Espíritu que empuja a la misión de Felipe, la confirman Pedro y Juan con la imposición de las manos sobre los bautizados, por la que reciben el Espíritu Santo. Escuchemos atentos.
PRIMERA LECTURA
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 8, 5-8. 14-17

En aquellos días, Felipe bajó a la ciudad de Samaria y predicaba allí a Cristo. La multitud escuchaba con atención lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los milagros que hacía y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos, lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados quedaban curados.

Esto despertó gran alegría en aquella ciudad. Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén se enteraron de que Samaria había recibido la Palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan.

Éstos, al llegar, oraron por los que se habían convertido, para que recibieran el Espíritu Santo, porque aún no lo habían recibido y solamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces Pedro y Juan impusieron las manos sobre ellos, y ellos recibieron el Espíritu Santo.

Palabra de Dios

Te alabamos, Señor.

MONICIÓN AL SALMO
Con el salmo 65 aclamemos al Señor, diciendo…
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 65
Las obras del Señor son admirables. Aleluya.
Las obras del Señor son admirables. Aleluya.

Que aclame al Señor toda la tierra.
Celebremos su gloria y su poder,
cantemos un himno de alabanza,
digamos al Señor: Tu obra es admirable

Las obras del Señor son admirables. Aleluya.

Que se postre ante ti la tierra entera
y celebre con cánticos tu nombre.
Admiremos las obras del Señor,
los prodigios que ha hecho por los hombres.

Las obras del Señor son admirables. Aleluya.

Él transformó el Mar Rojo en tierra firme
y los hizo cruzar el Jordán a pie enjuto.
Llenémonos por eso de gozo y gratitud:
el Señor es eterno y poderoso.

Las obras del Señor son admirables. Aleluya.

Cuantos temen a Dios, vengan y escuchen,
y les diré lo que ha hecho por mí.
Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica,
ni me retiró su gracia.

Las obras del Señor son admirables. Aleluya.

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA
San Pedro nos exhorta ahora a vivir permanentemente conscientes de la presencia de Cristo en lo más profundo de nuestro ser, de manera que estemos siempre dispuestos a dar razón de nuestra fe vivida día a día. Escuchemos.
SEGUNDA LECTURA
De la primera carta del apóstol san Pedro 3,15-18

Hermanos: Veneren en sus corazones a Cristo, el Señor, dispuestos siempre a dar, al que las pidiere, las razones de la esperanza de ustedes. Pero háganlo con sencillez y respeto y estando en paz con su conciencia. Así quedarán avergonzados los que denigran la conducta cristiana de ustedes, pues mejor es padecer haciendo el bien, si tal es la voluntad de Dios, que padecer haciendo el mal.

Porque también Cristo murió, una sola vez y para siempre, por los pecados de los hombres; él, el justo, por nosotros, los injustos, para llevarnos a Dios; murió en su cuerpo y resucitó glorificado.

Palabra de Dios

Te alabamos, Señor.

MONICIÓN AL EVANGELIO
Parece ser que Jesús en su despedida, en la noche de la última cena, percibe el miedo que sienten al intuir que Jesús los dejará. Por eso los anima asegurándoles que no los dejará huérfanos, pero los conmina a que confíen en que Él estará de alguna manera presente. Antes de escuchar la Buena Nueva cantemos el aleluya.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 14, 23
Aleluya, Aleluya
El que me ama, cumplirá mi palabra, dice el Señor; y mi Padre lo amará y vendremos a él.
Aleluya, Aleluya
EVANGELIO
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.

Del santo Evangelio según san Juan 14, 15-21
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Si me aman, cumplirán mis mandamientos; yo le rogaré al Padre y él les dará otro Paráclito para que esté siempre con ustedes, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; ustedes, en cambio, sí lo conocen, porque habita entre ustedes y estará en ustedes.

No los dejaré desamparados, sino que volveré a ustedes. Dentro de poco, el mundo no me verá más, pero ustedes sí me verán, porque yo permanezco vivo y ustedes también vivirán. En aquel día entenderán que yo estoy en mi Padre, ustedes en mí y yo en ustedes.

El que acepta mis mandamientos y los cumple, ése me ama. Al que me ama a mí, lo amará mi Padre, yo también lo amaré y me manifestaré a él".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Tomen asiento
HOMILÍA
Creer en Jesús es abandonarnos en su amor con obediencia

Queridos hermanos, en medio de este terrible golpe, que ha traído la pandemia del Covir-19, es algo sorprendente que los cristianos continuemos celebrando, con profundo gozo. Esto se debe a Él, que nos ha concedido la más grande gracia del inefable acontecimiento de la Pascua del Señor. Es lo más grandioso que nos haya sucedido. Lo verdaderamente grave sería saber que no tenemos salida para nuestros males. Al contrario, esperamos, contra toda esperanza, que todo al final saldrá bien. Que pase lo que pase, todo tendrá un feliz desenlace. Es nuestra certeza de fe que se funda en que Dios nos ama como nadie lo puede hacer. Esto, ciertamente, nos da seguridad y serenidad, nos llene de paz y gozo como ninguna otra cosa lo podría hacer. En lugar de darnos la tristeza y a la desilusión, luchamos, con la fuerza que nos da el gran don de la fe que tenemos gracias a su amorosa misericordia.

Por eso, celebrado la más importante acción de Cristo por nuestra salvación, que es la Pasión, Muerte y Resurrección del Hijo de Dios, −es el tema de la Pascua− hoy, como cada domingo, escuchamos y acogemos agradecidamente su Palabra que nos llena de luz y energía espirituales para continuar el camino hacia Él. Recordemos que el Concilio Vaticano II nos hizo notar que en la celebración eucarística se nos ofrecen dos mesas: la de la Palabra y la del Cuerpo sacramentado.Dejemos, entonces, que hoy resuenen en nuestro interior las palabras de ese evangelio que acogemos con gratitud, alegría y esperanza. Los apóstoles escucharon a Jesús apenas unas horas antes de sufrir por nosotros. Este domingo, nosotros, en cambio, escuchamos al Señor ya resucitado hace ya veinte siglos. No debemos olvidar esta realidad misteriosa que nos invita a un encuentro íntimo y profundo en el Amor que nos manifiesta y al cual queremos corresponder.

Jesús nos ha mostrado el amor que nos tiene con todo lo que Él es y hace, desde su encarnación hasta su resurrección. A nosotros nos toca nos toca corresponderle en la misma línea, la del amor, que en nuestro caso se expresa en la obediencia. Es así exactamente como Jesús lo exige y lo espera de nosotros: "si me aman, cumplirán mis mandamientos". Por tanto, creer en Jesús es amarlo, lo cual expresamos en la obediencia, sobre todo en lo que mira al prójimo. Nadie puede decir que cree y ama a Dios, si no ama también a sus hermanos. Nos lo dijo de muchas maneras durante su predicación. Más aún, nos advirtió de no escaparnos por la vía del culto meramente externo, como lo hacemos muy comúnmente.

Cristo, con su encarnación se acercó radicalmente al hombre. Y desde ese misterioso acto quiso acompañar su predicación sobre el Amor de Dios por nosotros, mostrándolo en las múltiples acciones que hizo para favorecer a los marginados por los mismos hombres. Con eso nos dejó la forma concreta como nosotros nos podemos asemejar a Dios mismo. Lo único que puede asegurar nuestra salvación es realizar el proyecto original de Dios sobre nuestro destino, cuando dijo al principio: hagamos al ser humano a imagen y semejanza nuestra. Lo que nos hace semejantes a Él es el Amor. Dios es Amor nos lo dice san Juan, como Palabra de Dios.

Así que hermanos muy amados: En esta crisis tan compleja como desafiante, que estamos pasando, nosotros, los que nos decimos discípulos de Jesucristo, atrevámonos a vivir esta fe que decimos tener, siendo ante todo solidarios con todos cuantos viven en nuestro entorno. Concretamente, pongámonos al servicio de quienes necesitan un apoyo en sus problemas; seamos sensibles a sus limitaciones y pasemos por alto los momentos de tensión natural con nuestra comprensión y ecuanimidad; sembremos paz, serenidad, alegría y optimismo; compartamos los bienes que poseemos con quienes carecen, a veces, de lo más elemental. En fin, cooperemos en la pronta solución de esta pandemia cuidándonos cada uno y unos a otros. Con esto ya estaremos dando testimonio de la fe y cooperaremos a paliar tan grave evento que estamos padeciendo. Amén.

Nos ponemos de pie
Credo de los Apostoles
CREDO DE LOS APOSTOLES

Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo
su único Hijo Nuestro Señor,
que fue concebido por obra
y gracia del Espíritu Santo.
Nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos y está sentado
a la derecha de Dios Padre, todopoderoso.
Desde allí va a venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la Santa Iglesia católica
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén

PLEGARIA UNIVERSAL

Unidos a Cristo, que intercede siempre por nosotros, elevemos, hermanos, nuestras súplicas al Padre diciendo:

Te rogamos, Señor.

Te rogamos, Señor.

• Para que el que estaba muerto y ahora vive por los siglos de los siglos conceda a la Iglesia ser, con firmeza y valentía, especialmente en este tiempo de crisis de salud, testimonio perseverante de su resurrección, roguemos al Señor.

Te rogamos, Señor.

• Para que el resucitado, que dio a los apóstoles su paz, quiera concederla también en abundancia a todos los pueblos, para que superen con fortaleza esta pandemia, roguemos al Señor.

Te rogamos, Señor.

• Para que el vencedor de la muestre transforme los sufrimientos de los enfermos, especialmente pedimos por los que padecen los embates del coronavirus, por los moribundos y de todos los que sufren en aquella alegría que nunca nadie les podrá quitar, roguemos al Señor.

Te rogamos, Señor.

• Para que el que tiene las llaves de la muerte y de su reino nos conceda celebrar un día su resurrección con los ángeles y los santos en su reino, roguemos al Señor.

Te rogamos, Señor.

Dios nuestro, que no has redimido por amor en Cristo, escucha nuestra oración e infúndenos tu Espíritu de la verdad, para que, llenos de su sabiduría, sepamos siempre dar razón de nuestra esperanza. Por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor.

Amén.

ORACION POR LAS VOCACIONES

Oh, Jesús,
Pastor eterno de las almas,
dígnate mirar
con ojos de misericordia
a esta porción de tu grey amada.
Señor, gemimos en la orfandad,
danos vocaciones,
danos sacerdotes y religiosos santos.
Te lo pedimos por la Inmaculada
Virgen María de Guadalupe,
tu dulce y Santa Madre.
Oh Jesús, danos sacerdotes y religiosos
según tu corazón. Amén.

Pueden sentarse, ahora iniciamos la:
LITURGIA EUCARÍSTICA
MONICIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te presentamos Señor el pan y vino que por obra del Espíritu Santo se convertirán en Cuerpo y Sangre de tu Hijo y que son Alimento para darnos fuerzas para hacer lo que nos pides.
CANTO DE OFRENDAS

Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida.

Por el misterio de esta agua y este vino, haz que compartamos la divinidad de quien se ha dignado participar de nuestra humanidad.

Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; Él será para nosotros bebida de salvación.

Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro.

Lava del todo mi delito. Señor, y limpia mi pecado.

De pie

Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Suba hasta ti, Señor, nuestra oración, acompañada por estas ofrendas, para que, purificados por tu bondad, nos dispongas para celebrar el sacramento de tu inmenso amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios

Es justo y necesario

PREFACIO: Jesús, camino hacia el Padre

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Padre santo. Señor del cielo y de la tierra, por Cristo, Señor nuestro. Porque creaste el mundo por medio de tu Palabra y lo gobiernas todo con justicia. Nos diste como mediador a tu Hijo, hecho carne, que nos comunicó tus palabras y nos llamó para que lo siguiéramos; él es el camino que nos conduce a ti, la verdad que nos hace libres, la vida que nos colma de alegría.

Por medio de tu Hijo reúnes en una sola familia a los hombres, creados para gloria de tu nombre, redimidos por su Sangre en la cruz y marcados con el sello del Espíritu. Por eso, ahora y siempre, con todos los ángeles proclamamos tu gloria, aclamándote llenos de alegría:

SANTO

Santo eres en verdad y digno de gloria, Dios que amas a los hombres, que siempre estás con ellos en el camino de la vida.

Bendito es, en verdad, tu Hijo, que está presente en medio de nosotros, cuando somos congregados por su amor, y como hizo en otro tiempo con sus discípulos, nos explica las Escrituras y parte para nosotros el pan.

Consagración del Pan y el Vino

Por eso te rogamos, Padre misericordioso, que envíes tu Espíritu Santo para que santifique estos dones de pan y vino, de manera que se conviertan para nosotros en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, nuestro Señor.

El cual, la víspera de su Pasión, en la noche de la Ultima Cena, tomó pan, te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:

Tomen y coman todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes.

Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, te dio gracias y lo pasó a sus discípulos, diciendo:

Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados.

Hagan esto en conmemoración mía.

Éste es el Misterio de la fe. Cristo se entregó por nosotros.

Salvador del mundo, sálvanos, tú que nos has liberado por tu cruz y resurrección.

Por eso, Padre santo, al celebrar el memorial de Cristo, tu Hijo, nuestro Salvador, al que condujiste por su Pasión y muerte en cruz a la gloria de la resurrección, y lo sentaste a tu derecha, anunciamos la obra de tu amor, hasta que él venga, y te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de bendición.

Mira con bondad la ofrenda de tu Iglesia, en la que se hace presente el sacrificio pascual de Cristo, que se nos ha confiado, y concédenos, por la fuerza del Espíritu de tu amor, ser contados ahora y por siempre entre el número de los miembros de tu Hijo, cuyo Cuerpo y Sangre comulgamos.

Vivifícanos con tu Espíritu, Padre omnipotente, por la participación en estos misterios, y haz que nos configuremos a imagen de tu Hijo; consolídanos en el vínculo de la comunión con nuestro Papa Francisco, y nuestro Obispo Carlos, con sus Obispos auxiliares, presbíteros y diáconos, y todo tu pueblo.

Haz que todos los fieles de la Iglesia sepan discernir los signos de los tiempos a la luz de la fe y se consagren plenamente al servicio del Evangelio.

Concédenos estar atentos a las necesidades de todos los hombres, para que participando en sus penas y angustias, en sus alegrías y esperanzas, les anunciemos fielmente el mensaje de la salvación, y con ellos avancemos en el camino de tu reino.

Acuérdate de nuestros hermanos que se durmieron en la paz de Cristo, y de todos los difuntos, cuya fe sólo tú conociste: admítelos a contemplar la luz de tu rostro y dales la plenitud de la vida en la resurrección.

Y, terminada nuestra peregrinación por este mundo, concédenos, también, llegar a la morada eterna, donde viviremos siempre contigo y con santa María, la Virgen Madre de Dios, con los apóstoles y los mártires, con san Vicente Ferrer, y en comunión con todos los santos, te alabaremos y te glorificaremos por Jesucristo, Señor nuestro.

Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
Amén.
RITO DE COMUNIÓN

Antes de participar en el banquete de la Eucaristía, signo de reconciliación y vínculo de unión fraterna, oremos juntos como el Señor nos ha enseñado:

Padre Nuestro
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros
perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

Padre, líbranos de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de todo conflicto, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
Y con tu espíritu.
En Cristo, que nos ha hecho hermanos con su cruz, dense la paz como signo de reconciliación.
CORDERO

El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna.

Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo,diste con tu muerte la vida al mundo, líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas y de todo mal.

Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y jamás permitas que me separe de ti.

Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya bastará para sanarme.
MOTIVACIÓN A LA ANTÍFONA DE COMUNIÓN

Para compartir el pan con nuestros hermanos acerquémonos a comulgar, pero antes a una voz digamos la Antífona de la Comunión.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Jn 14, 15-16

Si me aman, cumplirán mis mandamientos, dice el Señor; y yo rogaré al Padre, y él les dará otro Abogado, que permanecerá con ustedes para siempre. Aleluya.

Pueden sentarse
CANTO DE COMUNIÓN


 


 


 


 


 

REFLEXIÓN

Ya que hemos recibido a Jesús Eucaristía, dirijamos esta oración a nuestro Señor.

POR TI, SEÑOR, LO HARÉ

Guardaré tus mandamientos,
porque al hacerlo así,
soy consciente de que cuido lo más santo
y noble que Dios, en comunión contigo,
nos legó.

Amaré tus mandamientos,
porque al amarlos,
sabré que amó lo que Tú,
estando con nosotros,
amaste, defendiste y llevaste
en tu mente y corazón.

Esperaré al Espíritu Santo,
porque en esa espera,
residirá la fuerza que me auxiliará
en el duro combate de mi vida
y de mis luchas.

Viviré, bajo el soplo de tu Espíritu,
porque en la carrera de mis días
siento que no puedo llegar al final si,
ese Espíritu, lo dejo de lado
agarrándome a otros huracanes.

Amén.

Avisos Parroquiales
AVISOS PARROQUIALES
  • Revista desde la fe.
  • 60 familias – 60 bancas – $1,500.00 por banca.
  • Los invitamos a la velada de Pentecostés para recibir el Espíritu Santo juntos, será la noche del sábado 27 de mayo a las 9 pm, terminando el domingo 28 de mayo a las 6 am.
  • De pie
    ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

    Dios todopoderoso y eterno, que, por la resurrección de Cristo, nos has hecho renacer a la vida eterna, multiplica en nosotros el efecto de este sacramento pascual, e infunde en nuestros corazones el vigor que comunica este alimento de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.

    Amén.

    RITO DE CONCLUSIÓN

    El Señor esté con ustedes

    Y con tu espíritu

    La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.

    Amén

    MOTIVACIÓN A LA SALIDA

    Compartamos con nuestros hermanos todo lo escuchado.

    Glorifiquen al Señor con su vida. Pueden ir en paz, aleluya, aleluya.

    Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.

    CANTO DE SALIDA

    Av. Dos #64 Col. San Pedro de los Pinos Del. Benito Juárez C.P. 03800 Tel. (55) 1054-1085 | (55) 1054-1086

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