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V Domingo de Cuaresma

26 de marzo de 2023
V Domingo de Cuaresma
MONICIÓN DE ENTRADA
Bienvenidos a la casa del Señor. En los días previos se nos ha invitado a la conversión, camino a un encuentro con Cristo. Hoy celebramos el Quinto Domingo de Cuaresma y el tiempo apremia ya que estamos en la antesala de la Semana Santa y el Señor nos exhorta a que meditemos en su promesa de una vida nueva más allá de esta vida temporal. De pie, por favor, para recibir la procesión diciendo la Antífona de entrada.
RITOS INICIALES
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 42, 1-2
Señor, hazme justicia. Defiende mi causa contra gente sin piedad, sálvame del hombre injusto y malvado, tú que eres mi Dios y mi defensa.
Canto de entrada

En el nombre del Padre,
y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
SALUDO
Jesús es fuente de agua que mana hasta la vida eterna; Jesús es la luz del mundo; Jesús es la resurrección y la vida para todos los que creen en él. Que su gracia esté con todos ustedes.
Y con tu espíritu.
ACTO PENITENCIAL
Jesucristo, el justo, intercede por nosotros y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro espíritu al arrepentimiento, para acercarnos a la mesa del Señor.
(Silencio)

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra,
obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa,
por mi gran culpa.
Por eso ruego
a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios,
nuestro Señor.

Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
Amén

No se dice gloria
ORACIÓN COLECTA
Te rogamos, Señor Dios nuestro, que, con tu auxilio, avancemos animosamente hacia aquel grado de amor con el que tu Hijo, por la salvación del mundo, se entregó a la muerte. Él que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén
Tomen asiento daremos inicio a la:
LITURGIA DE LA PALABRA
MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA
Esta lectura nos recuerda que debemos tener una firme confianza en Dios, porque lo que promete siempre lo cumple: la esperanza de una vida nueva. Escuchemos.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Ezequiel 37, 12-14

Esto dice el Señor Dios: "Pueblo mío, yo mismo abriré sus sepulcros, los haré salir de ellos y los conduciré de nuevo a la tierra de Israel.

Cuando abra sus sepulcros y los saque de ellos, pueblo mío, ustedes dirán que yo soy el Señor. Entonces les infundiré mi espíritu y vivirán, los estableceré en su tierra y ustedes sabrán que yo, el Señor, lo dije y lo cumplí".

Palabra de Dios

Te alabamos, Señor.

MONICIÓN AL SALMO
La confianza absoluta en la infinita misericordia de Dios nos invita a cantar junto con el coro.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 129
Perdónanos, Señor, y viviremos.
Perdónanos, Señor, y viviremos.

Desde el abismo de mis pecados
clamo a ti; Señor,
escucha mi clamor;
que estén atentos tus oídos
a mi voz suplicante.

Perdónanos, Señor, y viviremos.

Si conservaras el recuerdo de las culpas,
¿quién habría, Señor, que se salvará?
Pero de ti procede el perdón,
por eso con amor te veneramos.

Perdónanos, Señor, y viviremos.

Confío en el Señor,
mi alma espera y confía en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
mucho más que a la aurora el centinela.

Perdónanos, Señor, y viviremos.

Como aguarda a la aurora el centinela,
aguarda Israel al Señor,
porque del Señor viene la misericordia
y la abundancia de la redención,
y Él redimirá a su pueblo de todas sus iniquidades.

Perdónanos, Señor, y viviremos.

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA
San Pablo nos dice cuales son las características pecaminosas de nuestra naturaleza humana. Con frecuencia vivimos de espalda a Dios. Vamos a escuchar con atención este pasaje paulino.
SEGUNDA LECTURA
De la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 8-11

Hermanos: Los que viven en forma desordenada y egoísta no pueden agradar a Dios. Pero ustedes no llevan esa clase de vida, sino una vida conforme al Espíritu, puesto que el Espíritu de Dios habita verdaderamente en ustedes.

Quien no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. En cambio, si Cristo vive en ustedes, aunque su cuerpo siga sujeto a la muerte a causa del pecado, su espíritu vive a causa de la actividad salvadora de Dios.

Si el Espíritu del Padre, que resucitó a Jesús de entre los muertos, habita en ustedes, entonces el Padre, que resucitó a Jesús de entre los muertos, también les dará vida a sus cuerpos mortales, por obra de su Espíritu, que habita en ustedes.

Palabra de Dios

Te alabamos, Señor.

MONICIÓN AL EVANGELIO
El evangelio de hoy, según san Juan, es un precioso texto sobre realidades humanas: la amistad y la muerte. Jesús lloró ante la muerte de su amigo Lázaro.
Nos ponemos de pie para escuchar la Buena Nueva de hoy.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 11, 25. 26
Honor y gloria a ti, Señor, Jesús
Yo soy la resurrección y la vida, dice el Señor; el que cree en mí no morirá para siempre.
Honor y gloria a ti, Señor, Jesús
EVANGELIO
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.

Del santo Evangelio según san Juan 11, 1-45
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, se encontraba enfermo Lázaro, en Betania, el pueblo de María y de su hermana Marta. María era la que una vez ungió al Señor con perfume y le enjugó los pies con su cabellera. El enfermo era su hermano Lázaro. Por eso las dos hermanas le mandaron decir a Jesús:

"Señor, el amigo a quien tanto quieres está enfermo".

Al oír esto, Jesús dijo:

"Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella".

Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Sin embargo, cuando se enteró de que Lázaro estaba enfermo, se detuvo dos días más en el lugar en que se hallaba. Después dijo a sus discípulos:

"Vayamos otra vez a Judea".

Los discípulos le dijeron:

"Maestro, hace poco que los judíos querían apedrearte, ¿y tú vas a volver allá?"

Jesús les contestó:

"¿Acaso no tiene doce horas el día? El que camina de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo; en cambio, el que camina de noche tropieza, porque le falta la luz".

Dijo esto y luego añadió:

"Lázaro, nuestro amigo, se ha dormido; pero yo voy ahora a despertarlo".

Entonces le dijeron sus discípulos:

"Señor, si duerme, es que va a sanar".

Jesús hablaba de la muerte, pero ellos creyeron que hablaba del sueño natural. Entonces Jesús les dijo abiertamente:

"Lázaro ha muerto, y me alegro por ustedes de no haber estado allí, para que crean. Ahora, vamos allá".

Entonces Tomás, por sobrenombre el Gemelo, dijo a los demás discípulos:

"Vayamos también nosotros, para morir con él".

Cuando llegó Jesús, Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. Betania quedaba cerca de Jerusalén, como a unos dos kilómetros y medio, y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para consolarlas por la muerte de su hermano. Apenas oyó Marta que Jesús llegaba, salió a su encuentro; pero María se quedó en casa. Le dijo Marta a Jesús:

"Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aun ahora estoy segura de que Dios te concederá cuanto le pidas".

Jesús le dijo:

"Tu hermano resucitará".

Marta respondió:

"Ya sé que resucitará en la resurrección del último día".

Jesús le dijo:

"Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees tú esto?"

Ella le contestó:

"Sí, Señor. Creo firmemente que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo".

Después de decir estas palabras, fue a buscar a su hermana María y le dijo en voz baja:

"Ya vino el Maestro y te llama".

Al oír esto, María se levantó en el acto y salió hacia donde estaba Jesús, porque Él no había llegado aún al pueblo, sino que estaba en el lugar donde Marta lo había encontrado. Los judíos que estaban con María en la casa, consolándola, viendo que ella se levantaba y salía de prisa, pensaron que iba al sepulcro para llorar allí y la siguieron. Cuando llegó María adonde estaba Jesús, al verlo, se echó a sus pies y le dijo:

"Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano".

Jesús, al verla llorar y al ver llorar a los judíos que la acompañaban, se conmovió hasta lo más hondo y preguntó:

"¿Dónde lo han puesto?"

Le contestaron:

"Ven, Señor, y lo verás".

Jesús se puso a llorar y los judíos comentaban:

"De veras ¡cuánto lo amaba!"

Algunos decían:

"¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego de nacimiento, hacer que Lázaro no muriera?"

Jesús, profundamente conmovido todavía, se detuvo ante el sepulcro, que era una cueva, sellada con una losa. Entonces dijo Jesús:

"Quiten la losa".

Pero Marta, la hermana del que había muerto, le replicó:

"Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días".

Le dijo Jesús:

"¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?"

Entonces quitaron la piedra.
Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo:

"Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo ya sabía que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho a causa de esta muchedumbre que me rodea, para que crean que tú me has enviado".

Luego gritó con voz potente:

"¡Lázaro, sal de allí!"

Y salió el muerto, atado con vendas las manos y los pies, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo:

"Desátenlo, para que pueda andar".

Muchos de los judíos que habían ido a casa de Marta y María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en Él.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Tomen asiento
HOMILÍA
El que cree en mí, aunque haya muerto vivirá

En estos momentos de reflexión sobre el mensaje de este Domingo, quiero, mis queridos hermanos, hacer con ustedes una breve reflexión. Recordemos, para empezar, que la acción salvadora de Cristo abarca toda su vida: Hay una continuidad entre su Encarnación, su vida, sus acciones salvíficas, sus enseñanzas hasta la culminación de su obra con su Pasión, Muerte y Resurrección. De tal manera que podemos decir que siempre es Navidad o siempre Pascua o Cuaresma.

En todos esos momentos de su vida, que inicia cuando se hace hombre en el vientre santísimo de la Virgen María (fiesta de la Anunciación, marzo 25), hasta su Resurrección, contemplamos la más perfecta armonía y total coherencia, como una actitud suya de obediencia su Padre, de tal modo que nos lleva a agradecerle su entrega y generosidad por nosotros; primero como expresión perfecta del Amor entre Él y su Padre, pero también como signo inconmensurable e inconfundible por todos sus hermanos, los seres humanos.

En primer lugar, lo señalo, porque estamos acostumbrados a ver la obediencia a la manera humana, donde hay quien manda y quien obedece. No es así en Dios, me parece. Sino que entre el Padre y su Hijo hay una igualdad tal que ambos están siempre de acuerdo y toman las decisiones en unidad íntima de Amor recíproco. Existe entre ellos plena armonía y comunión, que todo es resultado del proyecto y la decisión divinas. Expresémoslo en pocas palabras: Dios (Padre, Hijo, Espíritu Santo) es el autor todo. Esa es nuestra fe fundamental y más elemental. En segundo lugar, señalo la otra verdad de fe (sin fe no tendrían sentido estas celebraciones): es que Dios (aquí casi siempre nos referimos al Padre), desde su infinito Amor, nos ama a todos de una manera única e inefable. Más aún irrevocable, porque de ser otra cosa dejaría de ser fiel consigo mismo y con nosotros.

Así que, podemos hoy entender un poco más, para admirar, agradecer, pero sobre todo para corresponder a su Amor. Si el Hijo es obediente, es para que nosotros seamos obedientes por el amor y, entremos así, a este torrente de amor en el que somos salvados. No olvidemos que fuimos creados a imagen y semejanza divinas. Por eso podemos estar seguros de que nacimos del Amor y no podemos otra cosa que volver a nuestro origen: la salvación no es otra cosa que vivir eternamente en el Amor de Dios, gracias a Jesucristo.

Pero Jesús nos dejó el mandamiento nuevo en la Última Cena: que nos amemos unos a otros como él (sólo Él) nos amó y nos ama. Cumplirlo es decisivo para la salvación que esperamos. Dios hace lo suyo, nosotros, por nuestra parte, hemos de hacer lo que nos toca. “Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti” decía San Agustín (s.IV).

Por tanto, sintonicemos con el tono festivo de este domingo: hagamos eco a la reacción de los judíos piadosos; como los niños hebreos, junto con sus padres piadosos, felicitémonos de tener tan gran Redentor; felicitémoslo a Él por su entrega tan generosa hasta dar la vida a favor nuestro; agradezcámoselo, pero sobre todo, comprometámonos a seguirlo, día a día, en la obediencia por el amor a Él con el amor a nuestro prójimo. Hoy, más que nunca se nos hace más urgente esto a todos los creyentes, especialmente a nosotros, discípulos de Cristo.

Nos ponemos de pie
Credo de los Apostoles
CREDO DE LOS APOSTOLES

Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo
su único Hijo Nuestro Señor,
que fue concebido por obra
y gracia del Espíritu Santo.
Nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos y está sentado
a la derecha de Dios Padre, todopoderoso.
Desde allí va a venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la Santa Iglesia católica
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén

PLEGARIA UNIVERSAL

A Jesús, que es nuestra resurrección y nuestra vida, pidamos por toda la humanidad y por nosotros. Después de cada petición diremos:

Kýrie, eléison.

Kýrie, eléison.

• Para que el redentor del mundo, que se entrego a la muerte para vivificar a su pueblo, libere a la Iglesia de todo mal. Oremos.

Kýrie, eléison.

• Para que el Redentor del mundo, que oró en la cruz por quienes lo crucificaban, interceda ante el Padre por los pecadores. Oremos.

Kýrie, eléison.

• Para que el Redentor de mundo, que experimentó en la cruz el sufrimiento y la angustia, se compadezca de los que sufren, les dé fortaleza y paciencia y ponga fin a sus dolores.Oremos.

Kýrie, eléison.

• Para que el Redentor del mundo a nosotros, sus siervos, que en estos días nos disponemos a recordar con veneración su cruz, nos reconforte con la fuerza de su resurrección. Oremos.

Kýrie, eléison.

Escúchanos, Señor Jesús, y ten piedad de nosotros y de toda la humanidad. Tú, qie vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

ORACION POR LAS VOCACIONES

Oh, Jesús,
Pastor eterno de las almas,
dígnate mirar
con ojos de misericordia
a esta porción de tu grey amada.
Señor, gemimos en la orfandad,
danos vocaciones,
danos sacerdotes y religiosos santos.
Te lo pedimos por la Inmaculada
Virgen María de Guadalupe,
tu dulce y Santa Madre.
Oh Jesús, danos sacerdotes y religiosos
según tu corazón. Amén.

Pueden sentarse, ahora iniciamos la:
LITURGIA EUCARÍSTICA
MONICIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Hoy Señor, con éstas ofrendas, queremos poner en tus manos nuestro corazón y decirte que deseamos estar siempre contigo.
CANTO DE OFRENDAS

Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida.

Por el misterio de esta agua y este vino, haz que compartamos la divinidad de quien se ha dignado participar de nuestra humanidad.

Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; Él será para nosotros bebida de salvación.

Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro.

Lava del todo mi delito. Señor, y limpia mi pecado.

De pie

Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Escúchanos, Dios todopoderoso, y concede a tus siervos, en quienes infundiste la sabiduría de la fe cristiana, quedar purificados, por la eficacia de este sacrificio.

Amén

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios

Es justo y necesario

PREFACIO: Jesús, camino hacia el Padre

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Padre santo. Señor del cielo y de la tierra, por Cristo, Señor nuestro. Porque creaste el mundo por medio de tu Palabra y lo gobiernas todo con justicia. Nos diste como mediador a tu Hijo, hecho carne, que nos comunicó tus palabras y nos llamó para que lo siguiéramos; él es el camino que nos conduce a ti, la verdad que nos hace libres, la vida que nos colma de alegría.

Por medio de tu Hijo reúnes en una sola familia a los hombres, creados para gloria de tu nombre, redimidos por su Sangre en la cruz y marcados con el sello del Espíritu. Por eso, ahora y siempre, con todos los ángeles proclamamos tu gloria, aclamándote llenos de alegría:

SANTO

Santo eres en verdad y digno de gloria, Dios que amas a los hombres, que siempre estás con ellos en el camino de la vida.

Bendito es, en verdad, tu Hijo, que está presente en medio de nosotros, cuando somos congregados por su amor, y como hizo en otro tiempo con sus discípulos, nos explica las Escrituras y parte para nosotros el pan.

Consagración del Pan y el Vino

Por eso te rogamos, Padre misericordioso, que envíes tu Espíritu Santo para que santifique estos dones de pan y vino, de manera que se conviertan para nosotros en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, nuestro Señor.

El cual, la víspera de su Pasión, en la noche de la Ultima Cena, tomó pan, te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:

Tomen y coman todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes.

Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, te dio gracias y lo pasó a sus discípulos, diciendo:

Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados.

Hagan esto en conmemoración mía.

Éste es el Misterio de la fe. Cristo se entregó por nosotros.

Salvador del mundo, sálvanos, tú que nos has liberado por tu cruz y resurrección.

Por eso, Padre santo, al celebrar el memorial de Cristo, tu Hijo, nuestro Salvador, al que condujiste por su Pasión y muerte en cruz a la gloria de la resurrección, y lo sentaste a tu derecha, anunciamos la obra de tu amor, hasta que él venga, y te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de bendición.

Mira con bondad la ofrenda de tu Iglesia, en la que se hace presente el sacrificio pascual de Cristo, que se nos ha confiado, y concédenos, por la fuerza del Espíritu de tu amor, ser contados ahora y por siempre entre el número de los miembros de tu Hijo, cuyo Cuerpo y Sangre comulgamos.

Vivifícanos con tu Espíritu, Padre omnipotente, por la participación en estos misterios, y haz que nos configuremos a imagen de tu Hijo; consolídanos en el vínculo de la comunión con nuestro Papa Francisco, y nuestro Obispo Carlos, con sus Obispos auxiliares, presbíteros y diáconos, y todo tu pueblo.

Haz que todos los fieles de la Iglesia sepan discernir los signos de los tiempos a la luz de la fe y se consagren plenamente al servicio del Evangelio.

Concédenos estar atentos a las necesidades de todos los hombres, para que participando en sus penas y angustias, en sus alegrías y esperanzas, les anunciemos fielmente el mensaje de la salvación, y con ellos avancemos en el camino de tu reino.

Acuérdate de nuestros hermanos que se durmieron en la paz de Cristo, y de todos los difuntos, cuya fe sólo tú conociste: admítelos a contemplar la luz de tu rostro y dales la plenitud de la vida en la resurrección.

Y, terminada nuestra peregrinación por este mundo, concédenos, también, llegar a la morada eterna, donde viviremos siempre contigo y con santa María, la Virgen Madre de Dios, con los apóstoles y los mártires, con san Vicente Ferrer, y en comunión con todos los santos, te alabaremos y te glorificaremos por Jesucristo, Señor nuestro.

Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
Amén.
RITO DE COMUNIÓN

Antes de participar en el banquete de la Eucaristía, signo de reconciliación y vínculo de unión fraterna, oremos juntos como el Señor nos ha enseñado:

Padre Nuestro
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros
perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

Padre, líbranos de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de todo conflicto, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
Y con tu espíritu.
En Cristo, que nos ha hecho hermanos con su cruz, dense la paz como signo de reconciliación.
CORDERO

El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna.

Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo,diste con tu muerte la vida al mundo, líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas y de todo mal.

Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y jamás permitas que me separe de ti.

Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya bastará para sanarme.
MOTIVACIÓN A LA ANTÍFONA DE COMUNIÓN

Antes de recibir a Jesús Eucaristía, digamos juntos la Antífona de la Comunión.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Jn 11, 26

El que está vivo y cree en mí, dice el Señor, no morirá para siempre.

Pueden sentarse
CANTO DE COMUNIÓN


 


 


 


 


 

REFLEXIÓN

Después de haber comulgado reflexionemos con la siguiente oración a dos coros los párrafos en rosa los dirá el monitor, y los párrafos en azul los decimos todos:

¡QUE SALGA FUERA, SEÑOR!

De la oscuridad que no me deja verte
a la luz que me da la vida
De las dudas que ciegan mis ojos
a la certeza que me invita a seguirte
De la tristeza que sacude mi existencia
a la alegría que infunde tu persona.

¡QUE SALGA FUERA, SEÑOR!

De los miedos que me paralizan,
a la fortaleza que me regala tu Palabra
De la inseguridad de mis pasos
a la firmeza de tus caminos

¡QUE SALGA FUERA, SEÑOR!

De la muerte, cuando yo vivo como Tú quieres,
a la vida que siento cuando Tú estás presente
Del mi afán de suficiencia que fracasa
al reconocimiento de tu poder que todo lo puede

¡QUE SALGA FUERA, SEÑOR!

De lo efímero que pasa y caduca
a lo eterno que Tú me dices me espera
De mi manera peculiar de vivir la vida
a esa otra que, Tú, me dices es rica y diferente
¡Que salga fuera, Señor!
¡sacúdeme con tu fuerza divina!
¡háblame con palabras de eternidad!
¡hazme morir en aquello
Que me separa de ti!

Amén.

Javier Leoz

Avisos Parroquiales
AVISOS PARROQUIALES
  • Revista desde la fe
  • Estamos en la recta final para participar con el grupo Mi100, en la Misión de este año. Solicitamos su apoyo con alimentos no perecederos, material de papelería, ropa en buen estado y juguetes para llevar a Santiago Acutzilapa.
  • Campaña: 60 familias - 60 bancas para la Pascua. $1,500 por banca
  • Renovación carismática: curso Espíritu y vida
  • Tendremos ejercicios cuaresmales del 27 al 31 de marzo de 19-21h
  • De pie
    ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

    Concédenos, Dios todopoderoso, a cuantos participamos del Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, vivir siempre como miembros suyos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

    Amén.

    RITO DE CONCLUSIÓN

    El Señor esté con ustedes

    Y con tu espíritu

    BENDICIÓN SOLEMNE

    ORACIÓN POR NUESTRO ARZOBISPO EN SUS BODAS DE ORO SACERDOTALES

    Dios y Padre de bondad, que siempre cuidas de tu Iglesia suscitando pastores según el corazón de tu Hijo, te agradecemos y te bendecimos hoy por el don del sacerdocio ministerial que hace cincuenta años concediste a nuestro pastor, el Sr. Cardenal Carlos Aguiar Retes.

    Te pedimos sigas concediendo, por tu Espíritu, la luz y la fortaleza para que su ministerio continúe dando frutos abundantes en tu Pueblo Santo.

    Por intercesión de Santa María de Guadalupe suplicamos nos concedas laicos, consagrados y sacerdotes santos que sean discípulos misioneros fieles para la extensión de tu Reino. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

    Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.

    Amén

    MOTIVACIÓN A LA SALIDA

    Sigamos a Jesús y tendremos vida eterna.

    Glorifiquen al Señor con su vida. Pueden ir en paz.

    Demos gracias a Dios.

    CANTO DE SALIDA

    Av. Dos #64 Col. San Pedro de los Pinos Del. Benito Juárez C.P. 03800 Tel. (55) 1054-1085 | (55) 1054-1086

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