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Plegarias Eucarísticas


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IV Domingo de Cuaresma

Domingo de Laetare

19 de marzo de 2023
IV Domingo de Cuaresma
MONICIÓN DE ENTRADA
Llegamos al IV Domingo de Cuaresma, también llamado Domingo de Laetare, pues la celebración de la Vigilia Pascual está cada vez más cerca. La Iglesia nos invita a alegrarnos porque el Señor que resucitará, arrancará nuestras tristezas y nos inundará de felicidad.

Hoy también en todo nuestro México, nos unimos en oración para pedir por aquellos hermanos y hermanas nuestros que sufren por la violencia -verbal o física- al interno de sus familias. Esta oración debe ayudarnos a reconocer que para tener una sociedad sana y vigoriza, necesitamos familias sanas que formen en los valores, de frente a la grave crisis generada por la pobreza, el individualismo, la ambigua concepción de la libertad y la dificultad para adquirir compromisos sólidos.

Consientes que en la fuerza de las familias se encuentra el camino más seguro para salir de muchas situaciones que nos angustian, en el contexto de nuestro camino cuaresmal, vivamos en plenitud esta Eucaristía, que por su gracia renovadora seamos corresponsables en la reconstrucción del tejido social.
RITOS INICIALES
ANTÍFONA DE ENTRADA Is 66, 10-11
Alégrate, Jerusalén, y que se reúnan cuantos te aman. Compartan su alegría los que estaban tristes, vengan a saciarse con su felicidad.
Canto de entrada

En el nombre del Padre,
y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
SALUDO
Jesús es fuente de agua que mana hasta la vida eterna; Jesús es la luz del mundo; Jesús es la resurrección y la vida para todos los que creen en él. Que la gracia esté con todos ustedes.
Y con tu espíritu.
ACTO PENITENCIAL
Al comenzar esta celebración eucarística, pidamos a Dios que nos conceda la conversión de nuestros corazones; así obtendremos la reconciliación y se acrecentará nuestra comunión con Dios y con nuestros hermanos.
(Silencio)

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra,
obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa,
por mi gran culpa.
Por eso ruego
a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios,
nuestro Señor.

Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
Amén

No se dice gloria
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que por tu Palabra realizas admirablemente la reconciliación del género humano, concede al pueblo cristiano prepararse con generosa entrega y fe viva a celebrar las próximas fiestas de la Pascua. Por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén
Tomen asiento daremos inicio a la:
LITURGIA DE LA PALABRA
MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA
El relato de la unción de David, como Rey de Israel, nos recuerda que Jesús, siendo Hijo de Dios, también es hijo de David. Porque David, es escogido por Dios mismo. Escuchemos.
PRIMERA LECTURA
Del primer libro de Samuel 16, 1. 6-7. 10-13

En aquellos días, dijo el Señor a Samuel: "Ve a la casa de Jesé, en Belén, porque de entre sus hijos me he escogido un rey. Llena, pues, tu cuerno de aceite para ungirlo y vete".

Cuando llegó Samuel a Belén y vio a Eliab, el hijo mayor de Jesé, pensó: "Éste es, sin duda, el que voy a ungir como rey". Pero el Señor le dijo: "No te dejes impresionar por su aspecto ni por su gran estatura, pues yo lo he descartado, porque yo no juzgo como juzga el hombre. El hombre se fija en las apariencias, pero el Señor se fija en los corazones".

Así fueron pasando ante Samuel siete de los hijos de Jesé; pero Samuel dijo: "Ninguno de éstos es el elegido del Señor". Luego le preguntó a Jesé: "¿Son éstos todos tus hijos?" Él respondió: "Falta el más pequeño, que está cuidando el rebaño".

Samuel le dijo: "Hazlo venir, porque no nos sentaremos a comer hasta que llegue". Y Jesé lo mandó llamar.

El muchacho era rubio, de ojos vivos y buena presencia. Entonces el Señor dijo a Samuel: "Levántate y úngelo, porque éste es". Tomó Samuel el cuerno con el aceite y lo ungió delante de sus hermanos. A partir de aquel día, el espíritu del Señor estuvo con David.

Palabra de Dios

Te alabamos, Señor.

MONICIÓN AL SALMO
Respondamos a la iniciativa del Señor con el salmo 22, dirigidos por el coro
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 22
El Señor es mi pastor, nada me faltará.
El Señor es mi pastor, nada me faltará.

El Señor es mi pastor, nada me falta;
en verdes praderas me hace reposar
y hacia fuentes tranquilas me conduce
para reparar mis fuerzas.

El Señor es mi pastor, nada me faltará.

Por ser un Dios fiel a sus promesas,
me guía por el sendero recto;
así, aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú estás conmigo.
Tu vara y tu cayado me dan seguridad.

El Señor es mi pastor, nada me faltará.

Tú mismo me preparas la mesa,
a despecho de mis adversarios;
me unges la cabeza con perfume
y llenas mi copa hasta los bordes.

El Señor es mi pastor, nada me faltará.

Tu bondad y tu misericordia
me acompañarán todos los días de mi vida;
y viviré en la casa del Señor
por años sin término.

El Señor es mi pastor, nada me faltará.

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA
En esta segunda lectura, San Pablo nos invita a estar despiertos, para vivir como hijos de la luz, dándonos las herramientas para lograrlo. Vamos a escuchar con atención este pasaje paulino.
SEGUNDA LECTURA
De la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 5, 8-14

Hermanos: En otro tiempo ustedes fueron tinieblas, pero ahora, unidos al Señor, son luz. Vivan, por lo tanto, como hijos de la luz. Los frutos de la luz son la bondad, la santidad y la verdad. Busquen lo que es agradable al Señor y no tomen parte en las obras estériles de los que son tinieblas.

Al contrario, repruébenlas abiertamente; porque, si bien las cosas que ellos hacen en secreto da vergüenza aun mencionarlas, al ser reprobadas abiertamente, todo queda en claro, porque todo lo que es iluminado por la luz se convierte en luz. Por eso se dice: Despierta, tú que duermes; levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz.

Palabra de Dios

Te alabamos, Señor.

MONICIÓN AL EVANGELIO
Para meditar profundamente este Evangelio, debemos observar las reacciones de la gente frente al milagro de sanar a un ciego de nacimiento.
De pie, por favor, para escuchar atentamente el Santo Evangelio.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 8, 12
Honor y gloria a ti, Señor, Jesús
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá la luz de la vida.
Honor y gloria a ti, Señor, Jesús
EVANGELIO
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.

Del santo Evangelio según san Juan 9, 1-41
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús vio al pasar a un ciego de nacimiento, y sus discípulos le preguntaron:

"Maestro, ¿quién pecó para que éste naciera ciego, él o sus padres?"

Jesús respondió:

"Ni él pecó, ni tampoco sus padres. Nació así para que en él se manifestaran las obras de Dios. Es necesario que yo haga las obras del que me envió, mientras es de día, porque luego llega la noche y ya nadie puede trabajar. Mientras esté en el mundo, yo soy la luz del mundo".

Dicho esto, escupió en el suelo, hizo lodo con la saliva, se lo puso en los ojos al ciego y le dijo:

"Ve a lavarte en la piscina de Siloé".

(que significa 'Enviado').

Él fue, se lavó y volvió con vista. Entonces los vecinos y los que lo habían visto antes pidiendo limosna, preguntaban:

"¿No es éste el que se sentaba a pedir limosna?"

Unos decían:

"Es el mismo".

Otros:

"No es él, sino que se le parece".

Pero él decía:

"Yo soy".

Y le preguntaban:

"Entonces, ¿cómo se te abrieron los ojos?"

Él les respondió:

"El hombre que se llama Jesús hizo lodo, me lo puso en los ojos y me dijo: 'Ve a Siloé y lávate'. Entonces fui, me lavé y comencé a ver".

Le preguntaron:

"¿En dónde está Él?"

Les contestó:

"No lo sé"

Llevaron entonces ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día en que Jesús hizo lodo y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaron cómo había adquirido la vista. Él les contestó:

"Me puso lodo en los ojos, me lavé y veo".

Algunos de los fariseos comentaban:

"Ese hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado".

Otros replicaban:

"¿Cómo puede un pecador hacer semejantes prodigios?"

Y había división entre ellos. Entonces volvieron a preguntarle al ciego:

"Y tú, ¿qué piensas del que te abrió los ojos?"

Él les contestó:

"Que es un profeta".

Pero los judíos no creyeron que aquel hombre, que había sido ciego, hubiera recobrado la vista. Llamaron, pues, a sus padres y les preguntaron:

"¿Es éste su hijo, del que ustedes dicen que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?"

Sus padres contestaron:

"Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego. Cómo es que ahora ve o quién le haya dado la vista, no lo sabemos. Pregúntenselo a él; ya tiene edad suficiente y responderá por sí mismo".

Los padres del que había sido ciego dijeron esto por miedo a los judíos, porque éstos ya habían convenido en expulsar de la sinagoga a quien reconociera a Jesús como el Mesías.

Por eso sus padres dijeron: 'Ya tiene edad; pregúntenle a él'.

Llamaron de nuevo al que había sido ciego y le dijeron:

"Da gloria a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es pecador"

Contestó él:

"Si es pecador, yo no lo sé; sólo sé que yo era ciego y ahora veo".

Le preguntaron otra vez:

"¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos?"

Les contestó:

"Ya se lo dije a ustedes y no me han dado crédito. ¿Para qué quieren oírlo otra vez? ¿Acaso también ustedes quieren hacerse discípulos suyos?"

Entonces ellos lo llenaron de insultos y le dijeron:

"Discípulo de ése lo serás tú. Nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios. Pero ése, no sabemos de dónde viene".

Replicó aquel hombre:

"Es curioso que ustedes no sepan de dónde viene y, sin embargo, me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero al que lo teme y hace su voluntad, a ése sí lo escucha. Jamás se había oído decir que alguien abriera los ojos a un ciego de nacimiento. Si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder".

Le replicaron:

"Tú eres puro pecado desde que naciste, ¿cómo pretendes darnos lecciones?"

Y lo echaron fuera.
Supo Jesús que lo habían echado fuera, y cuando lo encontró, le dijo:

"¿Crees tú en el Hijo del hombre?"

Él contestó:

"¿Y quién es Señor, para que yo crea en Él?"

Jesús le dijo:

"Ya lo has visto; el que está hablando contigo, ése es".

Él dijo:

"Creo, Señor".

Y postrándose, lo adoró.
Entonces le dijo Jesús:

"Yo he venido a este mundo para que se definan los campos: para que los ciegos vean, y los que ven queden ciegos".

Al oír esto, algunos fariseos que estaban con él le preguntaron:

"¿Entonces, también nosotros estamos ciegos?"

Jesús les contestó:

"Si estuvieran ciegos, no tendrían pecado; pero como dicen que ven, siguen en su pecado".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Tomen asiento
HOMILÍA
¿Dónde está el fundamento de tu saber?

El evangelio de este domingo, notablemente más largo que de costumbre, es mis queridos hermanos, una verdadera catequesis bautismal, tan completa y cuidada por el por el evangelista san Juan, que sólo bastaría la contemplación para obtener, por medio de la escucha y la devoción, todo el provecho con que nos bendice el Señor.

Y aunque el texto el texto sagrado del evangelio es muy rico en su mensaje, vale la pena atender al mensaje de la primera lectura, tomada del primer libro de Samuel, donde se nos narra la elección de David que ocuparía el puesto de rey del Israel, ya que Dios ha desconocido a Saúl como tal por su desobediencia. Este pasaje arroja una luz especial que ayuda a comprender la narración evangélica de este domingo, donde tenemos un tema en común: el ‘ver’ de Dios y el ‘ver’ del hombre Samuel.

Hermanos: la curación del ciego de nacimiento es un signo con un contenido teológico muy rico por su relación con la Pascua, el Bautismo y el anuncio del evangelio que nos trae Jesús. Jesús realiza este signo de una manera diferente de otros signos realizados por él: Jesús va de camino y es Él quien ve al ciego y éste ni siquiera se da cuenta de su paso, por eso, ni siquiera es quien, como en otros casos, pide la curación. Tal vez la ceguera de nacimiento de este hombre pueda ser para nosotros una sugerencia para entender la imposibilidad del hombre para ‘ver’ como Dios ve. Esto se puede percibir, ciertamente, en la resistencia de los judíos, que se oponen radicalmente a ver en Jesús a alguien diferente que cuestiona su fe y su vida de miembros del Pueblo de Dios. Es probable que no podamos hoy nosotros descontarlos porque no vean en Él al Hijo de Dios, como lo vemos los cristianos con una fe cultivada después de veinte siglos de cristianismo.

La capacidad de ‘ver’, es decir, de creer, es un Don de Dios, y como Gracia, es gratuito y don de su benevolencia y misericordia. Este Don, mis hermanos, se identifica con la fe. Es la fe que Dios nos concede −y recibe quien está abierto a recibirla− y antes de que la pidamos, pues, como el ciego de nacimiento, no podemos sentir necesidad de algo que desconocemos. Pero una vez que la acogemos en la gratitud, damos lugar a un proceso que avanza misterioso como el del ciego de nacimiento.

Cuando no aceptamos este Don, mis hermanos, sucede lo que a los judíos incrédulos les sucede y, como ellos, nos hacemos culpablemente más ciegos. Originalmente, por nuestra condición de pecadores, todos estamos en la misma condición de incredulidad, pero una vez que Cristo haciéndose presente en nuestra vida, nos da la luz de su Espíritu, inicia su obra en nosotros y, mientras más respondemos, somos más dignos de recibirla de tal manera que nos hace ser luz para los demás.

Por el contrario, cuando nos cerramos a esa moción inicial de Dios cuando nos ‘ve’ nos perdemos la consecuencia de sus miradas. Y es, entonces, mis hermanos, cuando la ceguera original y natural en nosotros se hace culpable. Porque, como dice Jesús de los judíos, desde la soberbia, damos por hecho que ‘sabemos y vemos’. Para que no nos pase eso –y nos puede pasar, aunque nos tengamos por creyentes− abramos el corazón y la mente, dispongamos la voluntad para dejarnos iluminar por Cristo. Renunciemos a la pretensión de saberlo todo y, más bien, dejémonos enseñar por esta Palabra que hoy nos ilumina y nos da el verdadero conocimiento: el de la fe.

A pesar de haber nacido en un ambiente cristiano, es probable que algunos de nosotros no salgamos todavía de las tinieblas de la ignorancia acerca del Dios verdadero, porque nos habremos hecho de Él una imagen falsa o distorsionada y muy a la medida de nuestra propia visión miope y enferma. Si el Señor nos sale al paso para encontrarnos, acudamos a la cita, y digámosle −como el ciego curado−: ¡Creo, Señor! Y adorémoslo.

No olvidemos que, en Cristo, no tenemos un concepto abstracto de Dios, sino la experiencia de un Dios personal con quien, cuando experimentamos su mirada amorosa de Padre, tenemos encuentros misteriosos y reales por los que – en su bondad misericordiosa− nos hace hijos en su Hijo. Estos encuentros con Él los tenemos, queridos hermanos, de una manera privilegiada, a través de la Celebración Eucarística y de la práctica diaria de la Caridad. AMÉN.

Nos ponemos de pie
Credo de los Apostoles
CREDO DE LOS APOSTOLES

Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo
su único Hijo Nuestro Señor,
que fue concebido por obra
y gracia del Espíritu Santo.
Nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos y está sentado
a la derecha de Dios Padre, todopoderoso.
Desde allí va a venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la Santa Iglesia católica
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén

PLEGARIA UNIVERSAL

Oremos, hermanos y hermanas, al Señor, que no desea la muerte del pecador, sino que se convierta y viva, y pidámosle que tenga misericordia de su pueblo penitente. Oremos confiadamente:

Padre de misericordia, escúchanos.

Padre de misericordia, escúchanos.

• Por el Papa Francisco -en su décimo aniversario como sucesor de san Pedro-, por los Obispos, Presbíteros y Diáconos, para que Dios les conceda un celo ardiente en su misión de anunciar el Evangelio y nos animen a vivir con verdadero espíritu de penitencia este tiempo cuaresmal. Oremos.

Padre de misericordia, escúchanos.

• Por los gobernantes y responsables de las naciones, para que ante la crisis antropológica que genera situaciones complejas y la desintegración del tejido social, opten por la familia, célula de la sociedad, donde se formen ciudadanos responsables. Oremos.

Padre de misericordia, escúchanos.

• Por los padres y madres de familia, para que sean consientes de su rol protagónico en la educación y formación de sus hijos, y de la urgencia de preocuparse por las necesidades básicas de seguridad, pertenencia, amor, afecto, identidad y personalidad. Oremos.

Padre de misericordia, escúchanos.

• Por los educadores, para que, ante la crisis de la función educativa de las familias, nos ayuden a recuperar la vocación de las familias como institución prioritaria de formación en los valores humanos y cristianos. Oremos.

Padre de misericordia, escúchanos.

• Por las familias que sufren situaciones complejas, para que optemos por ser una Iglesia más generosa y misericordiosa hacia aquellas familias que, por diversas causas, tienen que afrontar situaciones objetivamente difíciles. Oremos.

Padre de misericordia, escúchanos.

• Por cada uno de nosotros, para que, ante los cambios globales y las culturas emergentes, optemos por el valor de la familia en el mundo como un elemento fundamental para crear una sociedad más sana y vigorosa. Oremos.

Padre de misericordia, escúchanos.

Dios nuestro, que has enviado a tu Hijo para iluminar al mundo, recibe complacido las súplicas que te presentamos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén

ORACION POR LAS VOCACIONES

Oh, Jesús,
Pastor eterno de las almas,
dígnate mirar
con ojos de misericordia
a esta porción de tu grey amada.
Señor, gemimos en la orfandad,
danos vocaciones,
danos sacerdotes y religiosos santos.
Te lo pedimos por la Inmaculada
Virgen María de Guadalupe,
tu dulce y Santa Madre.
Oh Jesús, danos sacerdotes y religiosos
según tu corazón. Amén.

Pueden sentarse, ahora iniciamos la:
LITURGIA EUCARÍSTICA
MONICIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Hoy Señor, con éstas ofrendas, queremos poner en tus manos nuestro corazón y decirte que deseamos estar siempre contigo.
CANTO DE OFRENDAS

Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida.

Por el misterio de esta agua y este vino, haz que compartamos la divinidad de quien se ha dignado participar de nuestra humanidad.

Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; Él será para nosotros bebida de salvación.

Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro.

Lava del todo mi delito. Señor, y limpia mi pecado.

De pie

Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Te presentamos, Señor, llenos de alegría, estas ofrendas para el sacrificio y pedimos tu ayuda para celebrarlo con fe sincera y ofrecerlo dignamente por la salvación del mundo. Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios

Es justo y necesario

PREFACIO: Responsabilidad

Señor Dios nuestro, es hora de agradecerte tantas buenas cosas que nos has dado y de modo especial la vida, la vida que, sin saberlo, compartimos contigo. Gracias en nombre de todos los seres humanos, sean conscientes o no de tu presencia y tu impulso vital.

Sería necio imputarte lo que no funciona en este mundo, porque debemos reconocerte, con obligada humildad, que no hemos sabido organizarnos para que haya justicia ni nos hemos decidido a distribuir tus bienes entre todos.

En este himno a tu mayor gloria van implícitos nuestro agradecimiento por tu obra, infinitamente perfecta y nuestra voluntad de actuar responsablemente para que todos la disfruten por igual.

SANTO

Bendito seas, Padre Dios, por darnos a Jesús de Nazaret, a quien pretendemos seguir como a nuestro único líder y a quien queremos como amigo y hermano. Conoció de cerca la pobreza, hizo vida itinerante, tendió su mano a los marginados y proscritos por la Ley, ayudó en cuanto pudo a enfermos y desvalidos.

Jesús nos enseñó a compartir nuestros panes y peces, a dedicar a los demás nuestro tiempo, a escuchar y atender a sus problemas. Seguir a Jesús, convéncenos de ello, Padre santo, es sentirse responsable de las tragedias de este mundo, es ocuparse del pobre, mostrarle solidaridad y empatía, y defender y promover activamente las causas justas.

No es fácil tarea, pero Jesús estará con nosotros.

Consagración del Pan y el Vino

Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que nos mandó celebrar estos misterios.

Porque Él mismo, la noche que iba a ser entregado tomó pan, y dándote gracias, te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:

Tomen y coman todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes.

Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo:

Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados.

Hagan esto en conmemoración mía.

Cristo se entregó por nosotros

Por tu cruz y resurrección nos has salvado Señor.

Inspíranos, Padre, necesitamos tu espíritu, tu fuerza, para enfrentarnos con eficacia a nuestra responsabilidad. Somos conscientes de que el mal que asola este mundo es fruto de nuestras acciones insolidarias y egoístas. Por eso te pedimos tu fuerza para invertir la tendencia e implantar aquí y ahora tu reino de justicia y concordia. No podemos esperar pasiva, indolentemente, que nos llegue del cielo o nos lo construyan otros.

Debemos asumir responsablemente el papel que nos corresponde a cada uno. Nos proponemos unir nuestras manos y nuestro esfuerzo al Papa Francisco y a nuestro Obispo Carlos con sus Obispos auxiliares, presbíteros y diáconos y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, para que la bondad abunde en la sociedad y la felicidad sea un bien común.

Te rogamos, Padre Dios, por la comunidad cristiana con el deseo de que sea modelo de entrega y fraternidad. En presencia de Jesús, nuestros hermanos difuntos descansen en tu amistad y nosotros, que nos ha convocado a esta mesa, te bendecimos, Padre santo, con toda nuestra alma.

Amén

Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
Amén.
RITO DE COMUNIÓN

Antes de participar en el banquete de la Eucaristía, signo de reconciliación y vínculo de unión fraterna, oremos juntos como el Señor nos ha enseñado:

Padre Nuestro
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros
perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

Padre, líbranos de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de todo conflicto, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
Y con tu espíritu.
En Cristo, que nos ha hecho hermanos con su cruz, dense la paz como signo de reconciliación.
CORDERO

El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna.

Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo,diste con tu muerte la vida al mundo, líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas y de todo mal.

Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y jamás permitas que me separe de ti.

Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya bastará para sanarme.
MOTIVACIÓN A LA ANTÍFONA DE COMUNIÓN

Antes de recibir a Jesús Eucaristía, digamos juntos la Antífona de la Comunión.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Jn 9, 11. 38

El Señor me puso lodo sobre los ojos; entonces fui, me lavé, comencé a ver y creí en Dios.

Pueden sentarse
CANTO DE COMUNIÓN


 


 


 


 


 

REFLEXIÓN

Después de haber comulgado reflexionemos con la siguiente oración a dos coros los párrafos en rosa los dirá el monitor, y los párrafos en azul, los decimos todos:

PON TU MANO EN MIS OJOS

Pon barro y saliva,
y tu mano humana y divina,
en mis ojos para que tengan vista
Pon tu mano en mis ojos miopes,
para que puedan mirar más allá
de la costumbre, la familia y la comunidad,
y ver al hambriento, al sediento, a los siempre pobres.

Pon tu mano en mis ojos endurecidos
por el paso de los años y los fracasos,
para que se transformen
en ojos emocionados, capaces de llorar.
Pon tu mano en mis ojos cansados,
que no alcanzan a distinguir bien cosas y personas,
para que adquieran juventud y claridad
en este mundo convulso y cambiante.

Pon tu mano en mis ojos enfermos,
mal acostumbrados y poco cuidados,
para que recuperen la salud
y puedan ver sin engaño en plenitud.
Pon tu mano en mis ojos heridos
por tantos golpes, luces y fogonazos
que han recibido de la vida
cuando intentaban verla en profundidad.

Pon tu mano en mis ojos ciegos,
clausurados a la vida y a la luz,
para que vuelvan a ver la vida y tus signos
con paz, ilusión y movimiento.
Pon barro y saliva,
y tu mano humana y divina,
en nuestros ojos para que tengan vista.

Amén

Florentino Ulibarri

Avisos Parroquiales
AVISOS PARROQUIALES
  • Revista desde la fe
  • Estamos en la recta final para participar con el grupo Mi100, en la Misión de este año. Solicitamos su apoyo con alimentos no perecederos, material de papelería, ropa en buen estado y juguetes para llevar a Santiago Acutzilapa.
  • Campaña: 60 familias - 60 bancas para la Pascua. $1,500 por banca
  • Renovación carismática: curso Espíritu y vida
  • Lunes 20 de marzo NO habrá servicio parroquial por ser día feriado.
  • Tendremos ejercicios cuaresmales del 27 al 31 de marzo de 19-21h
  • De pie
    ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

    Señor Dios, luz que alumbra a todo hombre que viene a este mundo, ilumina nuestros corazones con el resplandor de tu gracia, para que podamos siempre pensar lo que es digno y grato a tus ojos y amarte con sincero corazón. Por Jesucristo nuestro Señor.

    Amén.

    RITO DE CONCLUSIÓN

    El Señor esté con ustedes

    Y con tu espíritu

    La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.

    Amén

    MOTIVACIÓN A LA SALIDA

    Iluminemos la vida de nuestros hermanos.

    Glorifiquen al Señor con su vida. Pueden ir en paz.

    Demos gracias a Dios.

    CANTO DE SALIDA

    Av. Dos #64 Col. San Pedro de los Pinos Del. Benito Juárez C.P. 03800 Tel. (55) 1054-1085 | (55) 1054-1086

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