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III Domingo de Cuaresma

12 de marzo de 2023
III Domingo de Cuaresma
MONICIÓN DE ENTRADA
En este tercer domingo de Cuaresma se evidencia como hemos ido perdiendo el conocimiento auténtico de Dios, por lo que estamos sedientos de Él. Razón por la cual se nos invitan a buscar la Roca que nos salva entrando en su presencia, para fortalecernos cada vez más en la gracia recibida en nuestro bautismo y fijar nuestros ojos y nuestra vida en Dios. De pie por favor, para recibir al celebrante de esta Eucaristía con el canto de entrada…
RITOS INICIALES
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 24, 15-16
Mis ojos están siempre fijos en el Señor, pues él libra mis pies de toda trampa. Mírame, Señor, y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido.
Canto de entrada

En el nombre del Padre,
y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
SALUDO
Jesús es fuente de agua que mana hasta la vida eterna; Jesús es la luz del mundo; Jesús es la resurrección y la vida para todos los que creen en él. Que su gracia esté con todos ustedes.
Y con tu espíritu.
ACTO PENITENCIAL
Jesucristo, el justo, intercede por nosotros y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro espíritu al arrepentimiento, para acercarnos a la mesa del Señor.
(Silencio)

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.v Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios,
nuestro Señor.

Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
Amén

No se dice gloria
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, fuente de misericordia y de toda bondad, que enseñaste que el remedio contra el pecado está en el ayuno, la oración y la limosna, mira con agrado nuestra humilde confesión, para que a quienes agobia la propia conciencia nos reconforte siempre tu misericordia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén
Tomen asiento daremos inicio a la:
LITURGIA DE LA PALABRA
MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA
En esta lectura vemos que el pueblo de Israel es probado en el desierto. Ante sus quejas, Dios se hace presente, como salvador de ellos, haciendo brotar agua de la roca, por medio de Moisés. Presten mucha atención:
PRIMERA LECTURA
Del libro del Éxodo 17, 3-7

En aquellos días, el pueblo, torturado por la sed, fue a protestar contra Moisés, diciéndole: "¿Nos has hecho salir de Egipto para hacernos morir de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestro ganado?".

Moisés clamó al Señor y le dijo: "¿Qué puedo hacer con este pueblo? Sólo falta que me apedreen". Respondió el Señor a Moisés: "Preséntate al pueblo, llevando contigo a algunos de los ancianos de Israel, toma en tu mano el cayado con que golpeaste el Nilo y vete. Yo estaré ante ti, sobre la peña, en Horeb. Golpea la peña y saldrá de ella agua para que beba el pueblo".

Así lo hizo Moisés a la vista de los ancianos de Israel y puso por nombre a aquel lugar Masá y Meribá, por la rebelión de los hijos de Israel y porque habían tentado al Señor, diciendo: "¿Está o no está el Señor en medio de nosotros?"

Palabra de Dios

Te alabamos, Señor.

MONICIÓN AL SALMO
Aclamemos junto al coro este salmo pidiendo estar atentos a la voz de Dios, que nos habla de tantas maneras.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 94
Señor, que no seamos sordos a tu voz.
Señor, que no seamos sordos a tu voz.

Vengan, lancemos vivas al Señor,
aclamemos al Dios que nos salva.
Acerquémonos a él, llenos de júbilo,
y démosle gracias.

Señor, que no seamos sordos a tu voz.

Vengan, y puestos de rodillas,
adoremos y bendigamos al Señor, que nos hizo,
pues él es nuestro Dios y nosotros, su pueblo;
Él es nuestro pastor y nosotros, sus ovejas.

Señor, que no seamos sordos a tu voz.

Hagámosle caso al Señor, que nos dice:
"No endurezcan su corazón,
como el día de la rebelión en el desierto,
cuando sus padres dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.

Señor, que no seamos sordos a tu voz.

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA
San Pablo nos aclara magistralmente lo que es la salvación en Cristo. Al incorporarnos a Cristo, vemos que efectivamente podemos superar el pecado. Escuchemos.
SEGUNDA LECTURA
De la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 1-2. 5-8

Hermanos: Ya que hemos sido justificados por la fe, mantengámonos en paz con Dios, por mediación de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido, con la fe, la entrada al mundo de la gracia, en el cual nos encontramos; por él, podemos gloriamos de tener la esperanza de participar en la gloria de Dios.

La esperanza no defrauda, porque Dios ha infundido su amor en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo, que él mismo nos ha dado. En efecto, cuando todavía no teníamos fuerzas para salir del pecado, Cristo murió por los pecadores en el tiempo señalado.

Difícilmente habrá alguien que quiera morir por un justo, aunque puede haber alguno que esté dispuesto a morir por una persona sumamente buena. Y la prueba de que Dios nos ama está en que Cristo murió por nosotros, cuando aún éramos pecadores.

Palabra de Dios

Te alabamos, Señor.

MONICIÓN AL EVANGELIO
Dios se hace el encontradizo, en el momento y hora menos esperado. Jesús es quien inicia el diálogo con la Samaritana con la frase: “Dame de deber”. La pregunta para nosotros hoy es: ¿quieres dejar hoy tu cántaro junto a Jesús e ir a proclamar que Él es el Mesías y Salvador? Escuchemos.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 4 42.15
Honor y gloria a ti, Señor, Jesús
Señor, tú eres el Salvador del mundo. Dame de tu agua viva para que no vuelva a tener sed.
Honor y gloria a ti, Señor, Jesús
EVANGELIO
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.

Del santo Evangelio según san Juan 4, 5-42
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria, llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José. Ahí estaba el pozo de Jacob. Jesús, que venía cansado del camino, se sentó sin más en el brocal del pozo. Era cerca del mediodía. Entonces llegó una mujer de Samaria a sacar agua y Jesús le dijo:

"Dame de beber".

(Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida). La samaritana le contestó:

"¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?"

(Porque los judíos no tratan a los samaritanos). Jesús le dijo:

"Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva".

La mujer le respondió:

"Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua y el pozo es profundo, ¿cómo vas a darme agua viva? ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del que bebieron él, sus hijos y sus ganados?"

Jesús le contestó:

"El que bebe de esta agua vuelve a tener sed. Pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed; el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un manantial capaz de dar la vida eterna".

La mujer le dijo:

"Señor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni tenga que venir hasta aquí a sacarla".

Él le dijo:

"Ve a llamar a tu marido y vuelve".

La mujer le contestó:

"No tengo marido".

Jesús le dijo:

"Tienes razón en decir: 'No tengo marido'. Has tenido cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad".

La mujer le dijo:

"Señor, ya veo que eres profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte y ustedes dicen que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén".

Jesús le dijo:

"Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adorarán al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos. Porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, y ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así es como el Padre quiere que se le dé culto. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad".

La mujer le dijo:

"Ya sé que va a venir el Mesías (es decir, Cristo). Cuando venga, él nos dará razón de todo".

Jesús le dijo:

"Soy yo, el que habla contigo".

En esto llegaron los discípulos y se sorprendieron de que estuviera conversando con una mujer; sin embargo, ninguno le dijo: `¿Qué le preguntas o de qué hablas con ella?' Entonces la mujer dejó su cántaro, se fue al pueblo y comenzó a decir a la gente:

"Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será éste el Mesías?"

Salieron del pueblo y se pusieron en camino hacia donde él estaba. Mientras tanto, sus discípulos le insistían:

"Maestro, come".

Él les dijo:

"Yo tengo por comida un alimento que ustedes no conocen".

Los discípulos comentaban entre sí:

"¿Le habrá traído alguien de comer?"

Jesús les dijo:

"Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a término su obra. ¿Acaso no dicen ustedes que todavía faltan cuatro meses para la siega? Pues bien, yo les digo: Levanten los ojos y contemplen los campos, que ya están dorados para la siega. Ya el segador recibe su jornal y almacena frutos para la vida eterna. De este modo se alegran por igual el sembrador y el segador. Aquí se cumple el dicho: 'Uno es el que siembra y otro el que cosecha'. Yo los envié a cosechar lo que no habían trabajado. Otros trabajaron y ustedes recogieron su fruto".

Muchos samaritanos de aquel poblado creyeron en Jesús por el testimonio de la mujer: 'Me dijo todo lo que he hecho'. Cuando los samaritanos llegaron a donde él estaba, le rogaban que se quedara con ellos, y se quedó allí dos días. Muchos más creyeron en él al oír su palabra. Y decían a la mujer:

"Ya no creemos por lo que tú nos has contado, pues nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es, de veras, el Salvador del mundo".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Tomen asiento
HOMILÍA
La religión de Jesús

Cansado del camino, Jesús se sienta junto al manantial de Jacob, en las cercanías de la aldea de Sicar. Pronto llega una mujer samaritana a apagar su sed. Espontáneamente, Jesús comienza a hablar con ella de lo que lleva en su corazón.

En un momento de la conversación, la mujer le plantea los conflictos que enfrentan a judíos y samaritanos. Los judíos peregrinan a Jerusalén para adorar a Dios. Los samaritanos suben al monte Garizín, cuya cumbre se divisa desde el pozo de Jacob. ¿Dónde hay que adorar a Dios? ¿Cuál es la verdadera religión? ¿Qué piensa el profeta de Galilea?

Jesús comienza por aclarar que el verdadero culto no depende de un lugar determinado, por muy venerable que pueda ser. El Padre del cielo no está atado a ningún lugar, no es propiedad de ninguna religión. No pertenece a ningún pueblo concreto.

No lo hemos de olvidar. Para encontrarnos con Dios no es necesario ir a Roma o peregrinar a Jerusalén. No hace falta entrar en una capilla o visitar una catedral. Desde la cárcel más secreta, desde la sala de cuidados intensivos de un hospital, desde cualquier cocina o lugar de trabajo podemos elevar nuestro corazón hacia Dios.

Jesús no habla a la samaritana de «adorar a Dios». Su lenguaje es nuevo. Hasta por tres veces le habla de «adorar al Padre». Por eso no es necesario subir a una montaña para acercarnos un poco a un Dios lejano, desentendido de nuestros problemas, indiferente a nuestros sufrimientos. El verdadero culto empieza por reconocer a Dios como Padre querido que nos acompaña de cerca a lo largo de nuestra vida.

Jesús le dice algo más. El Padre está buscando «verdaderos adoradores». No está esperando de sus hijos grandes ceremonias, celebraciones solemnes, inciensos y procesiones. Lo que desea es corazones sencillos que le adoren «en espíritu y en verdad».

«Adorar al Padre en espíritu» es seguir los pasos de Jesús y dejarnos conducir como él por el Espíritu del Padre, que lo envía siempre hacia los últimos. Aprender a ser compasivos como es el Padre. Lo dice Jesús de manera clara: «Dios es Espíritu, y quienes le adoran deben hacerlo en espíritu». Dios es amor, perdón, ternura, aliento vivificador… y quienes lo adoran deben parecerse a él.

«Adorar al Padre en verdad» es vivir en la verdad. Volver una y otra vez a la verdad del evangelio. Ser fieles a la verdad de Jesús sin encerrarnos en nuestras propias mentiras. Después de veinte siglos de cristianismo, ¿hemos aprendido a dar culto verdadero a Dios? ¿Somos los verdaderos adoradores que busca el Padre?

Nos ponemos de pie
Credo de los Apostoles
CREDO DE LOS APOSTOLES

Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo
su único Hijo Nuestro Señor,
que fue concebido por obra
y gracia del Espíritu Santo.
Nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos y está sentado
a la derecha de Dios Padre, todopoderoso.
Desde allí va a venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la Santa Iglesia católica
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén

PLEGARIA UNIVERSAL
ORACION POR LAS VOCACIONES

Oh, Jesús,
Pastor eterno de las almas,
dígnate mirar
con ojos de misericordia
a esta porción de tu grey amada.
Señor, gemimos en la orfandad,
danos vocaciones,
danos sacerdotes y religiosos santos.
Te lo pedimos por la Inmaculada
Virgen María de Guadalupe,
tu dulce y Santa Madre.
Oh Jesús, danos sacerdotes y religiosos
según tu corazón. Amén.

Pueden sentarse, ahora iniciamos la:
LITURGIA EUCARÍSTICA
MONICIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Estas ofrendas que presentamos se convertirán en Cuerpo y Sangre de Jesús, en un banquete celestial para celebrar nuestro reencuentro con Nuestro Padre.
CANTO DE OFRENDAS

Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida.

Por el misterio de esta agua y este vino, haz que compartamos la divinidad de quien se ha dignado participar de nuestra humanidad.

Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; Él será para nosotros bebida de salvación.

Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro.

Lava del todo mi delito. Señor, y limpia mi pecado.

De pie

Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Por estas ofrendas, Señor, concédenos benigno el perdón de nuestras ofensas y ayúdanos a perdonas a nuestros hermanos. Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios

Es justo y necesario

PREFACIO: Unidad plural

Realmente es nuestra obligación y nuestro mejor deseo bendecir tu nombre y glorificarte, Padre Dios, porque tú eres el único Dios, el creador del universo, el Dios de todas las criaturas, al que veneran todas las religiones del universo.

Gracias, Padre, porque nos quieres Infinitamente y de igual manera a todos, porque no haces distinción entre ricos y pobres, ni entre los que detentan poder y los que forman el pueblo llano.

Querríamos que toda la humanidad te reconociera como a su único y buen Dios y te bendijera con cariño por ello. En nombre ahora de todos los seres humanos, entonamos en tu honor este himno de gloria.

SANTO

Te bendecimos una vez más, Padre y Madre de todos, porque nos has regalado la palabra profética de Jesús y su experiencia vital, fiel reflejo de tu Espíritu. Creemos en Jesús, aceptamos de corazón sus enseñanzas. Pero por él sabemos que nuestro único signo de identidad es hacer que nadie sufra penalidades y todos sean plena y felizmente humanos.

Ahora vemos que no basta con llamarse cristiano, para pertenecer al grupo de los discípulos de Jesús porque la única acreditación válida que sirve tanto a creyentes, como a agnósticos o ateos, es la dedicación a hacer justa y digna la vida de todos.

Jesús, el liberador por excelencia, nos pidió que hiciéramos como él, que nos diéramos a los demás sin reservas.

Consagración del Pan y el Vino

Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques, por tu Santo Espíritu, estos dones que hemos separado para ti, de manera que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que nos mandó celebrar estos misterios.

Porque Él mismo, la noche que iba a ser entregado tomó pan, y dándote gracias, te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:

Tomen y coman todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes.

Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo:

Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados.

Hagan esto en conmemoración mía.

Este es el sacramento de nuestra fe.

Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!

Recordamos la vida de tu hijo Jesús, que queremos imitar, lamentamos su cruel muerte, paradigma de injusticia, y nos alegramos de que viva ya en Ti, plenamente feliz.

Padre Dios, infúndenos tu Espíritu, Como lo infundiste en la Virgen María, madre de tu Hijo, en San José su esposo y en todos los mártires y santos, queremos colaborar con todas las personas de buena voluntad en hacer un mundo de iguales, justo, solidario. Verdaderamente es una tarea colosal, que nos supera. Porque seguimos empeñados en hacer pobres y marginarlos luego, crear barreras y separar hermanos.

Hacemos guetos de marginados, cuando no es que los expulsamos del país. Tenemos que apoyar la paz y el entendimiento donde haya conflicto y guerra y lograr que en este mundo reine el amor y la equidad. Danos un corazón tan grande como el de Jesús, Particularmente al Papa Francisco , a nuestro Obispo Carlos y a todos los Obispos del mundo, presbíteros y diáconos, que nos abramos generosamente a toda la humanidad y nos sintamos de verdad fraternidad, hermanos de todos nuestros hermanos.

Te pedimos por el feliz descanso de nuestros hermanos difuntos por quienes te ofrecemos esta Eucaristía. Y ahora, vamos a rezarte la oración que nos enseñó Jesús y te invocaremos como Padre, Padre nuestro y de todos, sin excluir a nadie. Queremos rendirte, Señor, un permanente homenaje de gratitud.

Amén

Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
Amén.
RITO DE COMUNIÓN

Antes de participar en el banquete de la Eucaristía, signo de reconciliación y vínculo de unión fraterna, oremos juntos como el Señor nos ha enseñado:

Padre Nuestro
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros
perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

Padre, líbranos de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de todo conflicto, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
Y con tu espíritu.
Como hijos de Dios, intercambiemos ahora un signo de comunión fraterna.
CORDERO

El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna.

Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo,diste con tu muerte la vida al mundo, líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas y de todo mal.

Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y jamás permitas que me separe de ti.

Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya bastará para sanarme.
MOTIVACIÓN A LA ANTÍFONA DE COMUNIÓN

Antes de recibir a Jesús Eucaristía, digamos juntos la Antífona de la Comunión.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Jn 4, 13-14

El que beba del agua que yo le daré, dice el Señor, nunca más tendrá sed; el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un manantial capaz de dar la vida eterna.

Pueden sentarse
CANTO DE COMUNIÓN


 


 


 


 


 

REFLEXIÓN

POZO DE AGUA VIVA

TÚ, SEÑOR, ERES EL POZO DE AGUA VIVA
Soy caminante en busca de lo alto
y por ello tengo sed, no tanto de beber,
cuanto de llegar a Dios.

¡TÜ, SEÑOR, ERES EL POZO DEL AGUA VIVA!
Entra, Señor, en el pozo de mi alma:
es hondo, como el de la Samaritana
con fragilidades, como la vida de la Samaritana
con sed de agua limpia, como la de la Samaritana
con sed de Dios, como la de la Samaritana
entra, Señor, en el pozo de mi alma
y que, como la Samaritana, pueda decir también
he estado con Jesús… y sabe todo lo que he hecho.

Amén

Javier Leoz

Avisos Parroquiales
AVISOS PARROQUIALES
  • Revista desde la fe
  • Estamos en la recta final para participar con el grupo Mi100, en la Misión de este año.
  • Campaña: 60 familias - 60 bancas para la Pascua. $1,500 por banca
  • Renovación carismática: curso Espíritu y vida
  • De pie
    ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

    Alimentados en la tierra con el pan del cielo, prenda de eterna salvación, te suplicamos, Señor, que lleves a su plenitud en nuestra vida la gracia recibida en este sacramento. Por Jesucristo, nuestro Señor.

    Amén.

    RITO DE CONCLUSIÓN

    El Señor esté con ustedes

    Y con tu espíritu

    BENDICIÓN SOLEMNE

    Dios, Padre misericordioso, les conceda a todos ustedes, como al hijo pródigo, el gozo de volver a la casa paterna.

    Amén

    Cristo, modelo de oración y de vida, los guíe a la auténtica conversión del corazón, a través del camino de la Cuaresma.

    Amén

    El Espíritu de sabiduría y de fortaleza los sostenga en la lucha contra el maligno, para que puedan celebrar con Cristo la victoria pascual.

    Amén

    Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.

    Amén

    MOTIVACIÓN A LA SALIDA

    Compartamos con nuestros hermanos, el agua viva que el Señor nos ha brindado.

    Podemos ir en paz.

    Demos gracias a Dios.

    CANTO DE SALIDA

    Av. Dos #64 Col. San Pedro de los Pinos Del. Benito Juárez C.P. 03800 Tel. (55) 1054-1085 | (55) 1054-1086

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